Mario Rizo / Lo que aprendí al recuperar mi voz

AutorMario Rizo

Hace tiempo compartí que una mañana desperté con disartria, un problema neuromotriz que afecta mi capacidad de controlar los músculos involucrados en el habla y deglución.

Luego descubriría que esto es consecuencia de la miastenia gravis, una enfermedad que debilita algunos músculos del cuerpo, y que además es un padecimiento crónico. A partir de ahí, comer y hablar se convirtieron en retos enormes.

Como alguien que usa la palabra para trabajar, esta situación resultó devastadora. Los compromisos cancelados y la incertidumbre sobre la progresión de la enfermedad me crearon un estado de ansiedad. "¿Qué voy a hacer? ¿Mi carrera profesional terminará antes de lo planeado?".

Tenía dos opciones: concederle atención desmedida a la enfermedad, o concederme la oportunidad de rehabilitarme.

Estuve entonces pensando que a veces nuestras empresas y proyectos parecieran personas. Se conciben, las criamos con dedicación, pasión y, aunque se nos parta el corazón, a veces se enferman. Puede que sea un resfriado, dos semanas incómodas y adelante. O puede ser algo más complicado, y resulta que sortear a esas crisis se convierte en tarea de verdaderos valientes.

¿Cómo hacer frente al problema?

Mi problema se enfrenta con rehabilitación. Hay una serie de ejercicios que debo hacer diariamente, pero también debo incorporar el descanso. Si trabajo mis músculos demasiado, termino con mayor dificultad para usarlos después.

Descansar mientras pienso en todo lo que aún me falta por mejorar en cuestión de salud es sumamente difícil, pero la psicología positiva nos asegura que es necesario. Uno de los principales enemigos de la resiliencia es la falta de descanso.

De igual forma, es importante que una empresa adopte medidas que la hagan más resiliente, es decir, que la preparen para enfrentar algún problema que pueda aparecer. La realidad es que los imprevistos llegan sin que los esperemos, pero podemos asegurarnos de estar en mejores condiciones al momento de que lleguen. ¿Cómo?

  1. Analiza el pasado y el presente. Pregúntate qué ha pasado y lo que eso significa para tu empresa. ¿Algún eslabón en tu cadena de suministros está siendo afectado? ¿Algún tipo de cliente te cuesta más de lo que te da? ¿Hay algún proceso que pueda ser más eficiente? ¿El clima laboral ha propiciado un incremento de la rotación de personal? ¿Algún problema dentro de la familia podría afectar el funcionamiento del negocio? Aprende todo lo que puedas sobre tu empresa y...

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