Mario Anteo / Olímpica obsesión

AutorMario Anteo

Consterna el suicidio de un adolescente estadounidense que intentó convertir su cuerpo en una poderosa masa muscular. Se ahorcó luego de padecer, a causa del consumo de esteroides, terribles desarreglos hormonales, que reflejaba en súbitos ataques de cólera, de los que se arrepentía enseguida.

Presa de una sociedad en exceso competitiva, y emparentado con varios ases del beisbol, el joven quiso ser un súbito, glorioso lanzador de pelota. Para ello, fiel al torcido principio "el fin justifica los medios", recurrió al dopaje, y ahora está muerto.

Viene a cuento tan lamentable historia ahora que iniciaron las Olimpiadas en Atenas, y el Comité Olímpico Internacional (COI) quiere acabar de una buena vez con el dopaje, esa plaga que corroe al deporte de alto rendimiento.

El COI entiende por "doping" la administración o uso, por parte de un atleta, de cualquier sustancia ajena al organismo, así como cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad exagerada o por una vía anormal, con el propósito de aumentar de modo artificial y deshonesto el desempeño deportivo.

Jacques Rogge, presidente del COI, estima que en Atenas habrá más detecciones de dopaje que en Sydney 2000, ¡y ello lo alegra! Para él, la ausencia de casos positivos no significa una competencia más limpia y justa, sino un defectuoso sistema para detectar las drogas. O sea que Rogge da por sentado que en Atenas habrá deportistas dopados, a los que intentará identificar y sancionar severamente.

Se comprende a Rogge, pues aún no se efectuaba la inauguración de los Juegos, y ya se había detectado dopaje ¡en la delegación griega! Por consumir esteroides y diuréticos, los beisbolistas Andrew James Brack y Nterek Nikolson, estadounidenses de origen griego, no podrán participar en las olimpiadas.

Por su parte, la Asociación Olímpica Suiza retiró del ciclismo al ex campeón mundial Oscar Camenzind, en cuya orina se encontró una sustancia prohibida, y el Consejo Superior de Deportes de España, por el mismo motivo, expulsó de su delegación a Jovino González, experto en canotaje.

¿Por qué se obstinan los atletas en doparse? Se les advierte que habrá periódicas revisiones de orina y sangre, que fármacos como las anfetaminas y las efedrinas son dañinos para la salud, que habrá severas sanciones para sus consumidores, y ¡aun así se dopan!

La respuesta a tal interrogante es una auténtica tragedia griega: a estas olímpicas alturas del nuevo milenio, sólo los atletas dopados pueden batir las marcas...

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