Mario Anteo / Disputa ártica

AutorMario Anteo

Tal parece que, mientras no llegue literalmente el agua a su cuello, muchos países seguirán sobrecalentando al planeta. Y es que, con tanto dinero en juego, es preferible ignorar el reclamo de "Una verdad incómoda", película que pronostica una catástrofe planetaria si continuamos emporcando la atmósfera.

Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Rusia se relamen y frotan sus manos ante el pingüe negocio del deshielo ártico ocasionado por el calentamiento global. Pues la montaña de agua que en algunos años inundará las ciudades costeras, de momento muestra una faz dulce y generosa.

El hielo ártico se redujo considerablemente los últimos tiempos. Cada año la zona pierde 37 mil kilómetros cuadrados de hielo, es decir, casi un 8 por ciento de su superficie. Si la tendencia continúa, el Océano Ártico se deshielará en medio siglo, elevando de forma alarmante el nivel de los mares.

La navegación del Ártico marcará un hito en el mapa de las rutas comerciales. La vieja leyenda que fantaseaba el Paso de Anián en California, a través del cual los marineros de antaño creían poder conectar al Pacífico con el Atlántico, será una realidad cuando el calentamiento global derrita las aguas del Paso del Noroeste, en el Polo Norte.

Si se abre este Paso a la navegación, disminuirá drásticamente la distancia entre Europa y Asia. Será un económico reemplazo de los canales de Panamá y Suez. Por ejemplo, el trayecto Londres-Osaka, de 23 mil kilómetros por Panamá y 21 mil 200 por Suez, se reduciría a 15 mil 700 por el Paso del Noroeste.

Y para "bendecir" aún más a los países norteños, el deshielo ártico está sacando a la luz importantes yacimientos de petróleo, gas, diamantes y plomo. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, casi el 25 por ciento de los recursos energéticos aún no descubiertos se halla en el Polo Norte. O sea que miel sobre hojuelas.

La ONU estableció las reglas y condiciones para la distribución del pastel. Dio como plazo el 2013 para que los países interesados en el círculo polar comprueben la legitimidad de sus pretensiones. Para ello deben trazar un mapa preciso del territorio ansiado, demostrando que el bocadillo es una continuación de su propia plataforma continental.

La rebatinga la inició Rusia hace unas semanas, al plantar su emblema nacional en el fondo del Ártico, a 4 mil metros de profundidad. Hecha de titanio, la bandera es el violento símbolo de un país que ansía recobrar su imagen de potencia mundial.

De inmediato, Canadá fue tras su...

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