María Elizabeth de los Rios Uriarte / Una dosis más

AutorMaría Elizabeth de los Rios Uriarte

Hace unos días Israel y Chile anunciaron que iniciarán la campaña de inoculación de la cuarta dosis de la vacuna contra el Covid-19 para mayores de 60 años y personas en riesgo.

Cuando apenas estamos asimilando el impacto del descenso de anticuerpos al cabo de ocho meses de inoculación y la necesidad de una tercera dosis y, sobre todo, cuando en el mundo sólo el 8.4 por ciento de la población de los países de ingresos bajos ha recibido al menos una sola dosis, aparece la noticia de una cuarta.

¿Cuántas dosis requeriremos para poder decir que estamos seguros?

Da la impresión de estar en una carrera de larga duración y encima corriendo tiempos extras. ¿Hasta dónde llegaremos, una quinta, sexta o décima vacuna?

Nos vacunamos porque amamos la vida, con sus accidentados encuentros y sus vertiginosas caídas y queremos seguir en ella, así que no parecen desmedidos todos los esfuerzos por conservarla, pero en este deseo ¿se vale todo?, ¿a costa de qué?

Las vacunas han resultado efectivas para prevenir formas graves de Covid, hospitalizaciones y muertes, así que, cuando se pone en una balanza la incomodidad de una cuarta, quinta o décima vacuna cada 6-8 meses y el beneficio de no presentar asfixia respiratoria, inflamación sistémica del corazón y otros órganos internos, parece que pesa más lo segundo que lo primero.

Hace algunos años, a las acciones obstinadas en prolongar la vida fútilmente se les denominaba "encarnizamiento terapéutico", como sonaba demasiado fuerte, el término se acomodó a "ensañamiento terapéutico", pero este también presentó problemas, pues apuntaba a un acto de la voluntad por el que alguien, que puede ser un familiar o un profesional de la salud, se entercaba en seguir haciendo acciones para mantener la vida de una persona, pero esto no siempre es así y el deseo de vivir propio o de alguien más no siempre es una terquedad.

A veces puede deberse a la necesidad de cerrar ciclos emocionales, a la no aceptación del proceso de muerte como fenómeno humano y natural o a la negación del límite de la práctica médica, pero no siempre es un acto consciente de la voluntad y menos aún, culposo; es por ello que la noción derivó en "obstinación terapéutica", pero el problema continuó, pues hacía referencia a un acto terco que sabe que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR