Margarita Ríos-Farjat / Se nos olvidó la eficacia

AutorMargarita Ríos-Farjat

¿Cómo es posible que un sábado a las 7 de la tarde tres sujetos se pongan a romper vitrinas del Sanborns de Garza Sada, robándose impunemente el contenido y además huyendo en bicicleta sin que ningún policía les diera alcance?

El día, la hora, el lugar elegido (justo al lado de las salas de Cinépolis), el modo de asaltar (imagínese el estruendo de los cristales quebrándose a punta de mazazos) y la huida como de película, constituyen una afrenta a la incapacidad policiaca del Estado, la ponen en ridículo.

Hasta hace poco, este tipo de asaltos, cuando los había, sucedían en el rincón más oscuro, solo y silencioso de la madrugada. De ninguna manera era noticia diaria que alguna familia diera cuenta de que su casa fue robada, y menos que ello sucedía con sus integrantes adentro. ¿Cuántos robos de este tipo llevamos? ¿A cuántos llegaremos? ¿A que la estadística nos alcance a todos?

Se nos dice que la solución está en contar con mejores policías, que tengan un mayor nivel de estudios, con capacitación en derechos humanos, en el nuevo sistema de derecho penal, además en adiestramiento policial y certificados por universidades expertas en el rubro.

Sin embargo, la solución no es exactamente ésa, aunque tales requisitos sean necesarios.

Sí es urgente profesionalizar a los policías como se requiere en cualquier otro oficio. Pero una cosa es el policía como elemento y otra muy distinta es el proceso de inteligencia y de coordinación. Es decir, los señores policías pueden ser muy buenos, pero si operan dentro de un sistema mediocre, éste les impedirá desempeñarse como se espera.

¿Por qué implicamos que el sistema de inteligencia y coordinación es mediocre? Porque la realidad es muy chismosa: si fuera efectivo no sucederían las cosas que todos vemos.

Todos los indicadores sobre Policía que se centren en los sujetos (los uniformados) y dejen de lado al sistema donde los sujetos se desenvuelven están mal y darán como resultado una mala planeación pública en materia de seguridad.

Mientras el sistema sea mediocre, el ciudadano no percibirá los beneficios de contar con mejores elementos, así que mantendrá su desconfianza, y el analista de políticas sabe que ello puede arruinar cualquier esfuerzo público.

El ciudadano quiere que la Policía llegue con tal velocidad al lugar de los hechos, que así desincentive que sigan sucediendo. Pero si el ladrón huye en bicicleta y en hora familiar, está inspirando a otros desocupados a hacerse...

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