Margarita Ríos-Farjat / Momento de cambios

AutorMargarita Ríos-Farjat

Hace dos días el ministro José Ramón Cossío dio su mensaje de despedida ante el Pleno de la Suprema Corte de Justicia. Una brújula obligatoria para ese gran universo de personas dedicadas a la labor jurisdiccional.

Ese mensaje, por decisión del destino azaroso, coincide con la víspera de uno de los cambios de Gobierno más significativos de la historia reciente de México.

El ministro se mantuvo crítico, como siempre ha sido, y como buen abogado (solemos anticipar escenarios desfavorables), así que llama a mantener a la Constitución como alfa y omega del quehacer público.

Pero quiero centrarme en algo que dijo referente a la importancia de los colaboradores. Al cierre de su gestión, la ponencia de Cossío es reconocida por ayudarlo a impulsar nuevas visiones de fondo, y a cambiar viejas formas que estaban muy arraigadas en la Corte, por ejemplo, sentencias larguísimas, plagadas de transcripciones, a veces con escasa razonabilidad, e incluso incomprensibles para las partes.

Cossío implementó cambios en la Corte, y éstos comenzaron con la integración de su equipo de trabajo.

Narró que al principio invitó a personas muy inteligentes, algunos con carrera judicial y otros de afuera, observó que quienes venían de la carrera no habían leído "lo último" (faltaba la teoría), y los que venían de afuera no habían visto un expediente (faltaba la práctica).

Contó que conformar ese equipo costó muchísimo trabajo al principio: "El proceso fue complejo porque eran dos mundos bastante separados". Pero era un equipo crítico, que incluso le hacía ver sus errores y así evitaba caer en ellos.

De esto destaco tres cosas: 1) Sí es posible sumar gente con experiencia en un ramo y gente sin experiencia práctica, aunque al principio eso cuesta "muchísimo trabajo", como mencionó Cossío; 2) El punto de convergencia es seguir un fin común sin perder la capacidad crítica (y opera al revés: la visión crítica no se desborda porque hay un objetivo); y 3) Ese equipo se convierte después no sólo en buen consejero del jefe, sino en su catapulta para ayudarle a alcanzar las metas.

Si el ministro hubiera optado sólo por retener gente con experiencia práctica no habría podido generar muchos de los cambios institucionales que logró; y si hubiera elegido sólo gente de afuera, habría perdido tiempo descifrando el alfabeto. Pero confió en unos y en otros, siempre y cuando desplegaran visión de fin común y capacidad crítica (punto 2).

El Presidente electo está conformando un equipo de...

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