Marcan su raya

AutorInder Bugarin

Corresponsal

BRUSELAS.- En Gran Bretaña no tienen el menor reparo en decirlo con todas sus letras: "soy británico y no europeo".

Pero el distanciamiento no sólo es de identidad para el país anfitrión de los Juegos Olímpicos 2012, es también geográfico, gastronómico, cultural, social y político, pues dicen ser parte de la comunidad europea y al mismo tiempo rechazan los mayores logros del proceso de integración como son la libre circulación de personas establecida por el acuerdo de Schengen, y el Euro, la divisa única comunitaria.

Es tal la reticencia a la Europa continental, que el propio Primer Ministro, el conservador David Cameron, dice que los británicos rechazan el Euro y están orgullosos de ello.

Pero el divorcio entre la Isla y el continente no es reciente, viene de siglos atrás, cuando se atrevieron a reescribir la Biblia y construyeron una iglesia nacional, la Anglicana, para repeler la influencia del Vaticano. Desde entonces, han defendido a capa y espada su soberanía, comenzando por el paladar.

Si bien hay diferencias entre ingleses, escoceses, galeses y norirlandeses, los habitantes de Gran Bretaña prefieren el té en lugar del café como los italianos, gustan de platillos abundantes en vez de estilizados, como ocurre con los franceses, y prefieren mejor un trozo de chocolate con sabor a pura leche en sustitución de un refinado bombón, como a los belgas.

Pero la defensa de lo distinto no se limita al paladar. Al interior de los hogares se ve en los enchufes eléctricos, de triple clavija y no de dos como del otro lado del Mar del Norte, y en la calle, la diferencia se aprecia con autobuses de doble piso y choferes manejando del lado izquierdo.

Hay varias teorías detrás del volante, la que más suena tiene que ver con la recomendación emitida por la corte administrativa del Condado de Lancashire el 6 de agosto de 1795, en la que pidieron a los señores feudales ordenar a sus cocheros conducir los carruajes por la izquierda para reducir los accidentes originados por el uso del látigo, pues al circular cada uno por la derecha, los conductores muchas veces golpeaban al que venía en dirección contraria, por lo que decidieron cambiar el sentido de circulación. Desde entonces, en el Reino Unido, y posteriormente en sus antiguas colonias, se conduce por la izquierda.

Algunos estudiosos, como David McCrone, del Instituto de Gobierno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Edimburgo, sostienen que la postura de los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR