Marcan al mundo con su amor

AutorClarisa Anell

Como ya casi nadie la llamaba por su nombre, Verónica Castro estuvo a punto de cambiarlo, mientras que Rogelio Guerra prácticamente se convirtió en vocero temporal del Gobierno de Rusia, ya que la gente le prestaba mucha más atención que al mandatario Boris Yeltsin...

Y los responsables de eso fueron Mariana Villarreal y Luis Alberto Salvatierra, personajes que interpretaron, en 1979, en Los Ricos También Lloran.

La telenovela fue tan exitosa que no sólo se transmitió en 50 países y se tradujo a 25 idiomas, sino que, a principios de los 90, seguía causando furor en Europa, particularmente en Rusia. Y, aunque el elenco nunca fue a esa nación para promover el melodrama, cuando los protagonistas la visitaron, por separado, se encontraron con sorprendentes expresiones de admiración.

"Estuve en 1992-1993 en Rusia, y me tocó dar el saludo navideño al pueblo por televisión, en lugar de Boris Yeltsin. Él no podía, debido al descontento social que imperaba, y el pueblo decidió que yo lo hiciera.

"Cuando me lo ofrecieron, pensé que me estaban engañando, pero luego vi cómo, cuando pasaban Los Ricos También Lloran, se paraba el conflicto armado que había cerca de Georgia. ¡No lo podía creer!", dice Rogelio Guerra, con voz que aún denota asombro.

Para Verónica Castro, lo más sorprendente fue darse cuenta de que en Rusia no la veían como actriz, sino que la gente parecía convencida de que era Mariana, lo cual la molestaba un poco.

"Entonces, pensé: 'Ah, bueno, ¡pues me cambio el nombre! Pero me hicieron entrar en razón y, afortunadamente, no lo hice", platica entre risas. "Pero me encanta ser Mariana, lo soy de corazón. Estoy muy apegada a la Virgen María y no me canso de darle las gracias por todo lo que me ha pasado en la vida".

En México, el melodrama producido por Valentín Pimstein se había colocado en el gusto del público desde su primer capítulo, que registró 46 puntos de rating, según escribe Luis Reyes de la Maza en "Crónica de la Telenovela. México Sentimental". Poco después fue comprado en España, Francia, Italia, Suiza, Suecia y China, entre otros países.

"Tuve la oportunidad de viajar a algunos países de Europa, luego fuimos a Japón y estuve viviendo mes y medio en China. A Turquía me fui de vacaciones, pero no pude salir de la habitación. ¡Era la locura!", recuerda Verónica.

La admiración hacia los personajes que creó la cubana Inés Rodena llegó a tal grado, que había verdaderos fanáticos capaces de hacer cualquier cosa por tener un recuerdo...

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