Marcan azotes sus espíritus

AutorOlivia Guzón, Andrea Menchaca y Cristóbal Martínez

Tras vivir la experiencia de personificar a Cristo en los Viacrucis de la Ciudad, Víctor Mexicano, José Tadeo Ávila y José Alejandro Delgado tienen, más que golpes, enseñanzas que les quedarán toda la vida.

Decanato de Catedral

Son moretones un orgullo

Olivia Guzón

Ni el peso de la cruz de 100 kilos, ni las espinas reales clavándose en su frente, ni el dolor de los latigazos pudieron distraer a Víctor Manuel Mexicano Flores, de 38 años, de su misión evangelizadora.

El hombre que interpretó a Cristo en el Viacrucis del Decanato de Catedral, en el Parque Fundidora, porta los moretones y raspones, resultado de la representación religiosa, con orgullo.

"En ese momento me dolían los golpes, pero más que nada fue un dolor que se me reflejó en el alma por la falta de comprensión de la gente", dice Mexicano, quien ya aceptó repetir el rol el próximo año.

Lo peor, señala, no fue el dolor del momento sino despertarse al día siguiente con su cuerpo adolorido, el ojo irritado por el maquillaje y una uña del pie ensangrentada por las caídas.

Además, Mexicano tiene ahora una espina clavada en su frente, pues su corona fue hecha con espinas reales de un matorral que él mismo recolectó.

"No me la han podido quitar y sí me duele, pero una espina no es nada en comparación con lo que Él sufrió", comentó.

Parroquia Santa María Goretti

Se le va la voz, pero lo vale

Andrea Menchaca

Al Cristo de la Parroquia Santa María Goretti el Calvario le robó la voz.

"Dicen que del nervio", supone José Tadeo Ávila Reyes, de 22 años.

Desde el jueves, en la representación de La Última Cena, comenzó a quedarse afónico, y para el viernes en la noche ya no podía hablar.

Su cuerpo resintió el recorrido de cinco horas con la cruz a cuestas en la Colonia Garza Nieto.

Le salieron un par de fuegos en la boca, sus muñecas quedaron adoloridas por las cadenas que lo amarraron, perdió la sensibilidad en el dedo gordo de su mano derecha y la cruz de 85 kilos le dejó raspones y moretones en el hombro.

"Pero valió la pena", confiesa el estudiante de ingeniería en la UANL.

"Por medio de la Biblia conoce uno más a Jesús, se...

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