María Amparo Casar / Caros y prescindibles

AutorMaría Amparo Casar

Con respecto a los partidos pequeños o emergentes tenemos dos noticias. Una mala y una buena.

La mala es que seguirán existiendo a pesar de no representar opciones distintas al resto de los partidos y a pesar que nos cuestan un dineral. Los cuatro partidos chicos se llevaron este año 902 millones de pesos entre lo que se les dio de financiamiento público para actividades ordinarias y lo que se llevaron para gastos de campaña. La buena es que en la política parlamentaria no tendrán el poder de negociación o chantaje que se les atribuía.

Cuando se pactó la reforma electoral del 2007, uno de los aspectos positivos que muchos señalamos fue la desaparición de la llamada "cláusula de la vida eterna". Antes de la reforma, los partidos coaligados podían predeterminar la distribución de votos entre los participantes de la alianza electoral por la vía de un convenio pactado entre los dirigentes. No teníamos forma de saber cuántos electores votaban por cada fuerza política. De esa manera subsistieron partidos que por sí solos no habrían obtenido el 2 por ciento requerido para mantener el registro. A partir de la reforma y precisamente con el objetivo de no distorsionar la voluntad de los electores, los partidos coaligados estuvieron obligados a aparecer en la boleta con su propio logo. De esa manera podríamos saber cuántos sufragios se llevaba cada uno.

Pues bien. El objetivo buscado no se logró o se logró a medias. Cada vez que un elector cruzó los tres logos de los partidos que postularon a AMLO a cada uno se le computó un tercio del voto. En el caso de Peña sucedió lo mismo, pero computando medio voto para cada partido. De un tercio en un tercio o de mitad en mitad el PT, el MC y el PV lograron votaciones mayores a las que habrían obtenido por sí mismos. Por ejemplo, en la elección presidencial el PV obtuvo a través de su logo el 2 por ciento de la votación, pero si le sumamos los votos de aquellos que cruzaron también el logo del PRI, su porcentaje de votación se elevó al 5.7 por ciento. Lo mismo sucedió con MC que elevó su votación por esta vía del 2.1 por ciento a 4.4 por ciento. En el caso del PT el incremento fue de 2.5 por ciento a 5.2 por ciento. Según Jorge Buendía, más de 7.5 millones de votos se repartieron entre dos o más opciones partidistas. Así, estos partidos no sólo mantendrán el registro sino que recibirán más recursos públicos en la próxima elección. Si hoy nos costaron casi mil millones, gracias al porcentaje de votación...

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