María Amparo Casar / En la victoria y en la derrota

AutorMaría Amparo Casar

No debería sorprender que la democracia en México sea incapaz de procesar institucionalmente las diferencias propias de la pluralidad si los partidos no pueden hacerlo en su vida interna. Tampoco la falta de acuerdos entre las distintas fuerzas políticas si no los hay entre miembros del mismo partido.

Hemos pasado más de un año padeciendo y reflexionando sobre las barbaridades que ocurren al interior del PRD. El PAN se le quiere parecer: zancadillas entre precandidatos, judicialización de los pleitos, fuego amigo, boicot de los procesos internos...

No se trata de tener una visión idílica de los partidos. Es obvio que como en cualquier otra organización hay una lucha por el poder. Se entiende que diferentes grupos quieran apoderarse de una organización política que con todo y crisis recogió 28% de la votación, tendrá 143 diputados, 51 senadores, 7 gubernaturas y la Presidencia. Una organización que recibe un presupuesto de cerca de 800 millones de pesos, goza de espacio en los medios y tiene a su disposición miles de puestos que repartir. Se trata del real politik. Por eso mismo extraña que manejen de manera tan torpe sus conflictos internos.

Adjudicar los problemas del PAN a la derrota electoral es ignorar la historia reciente. Los pleitos internos han sido la norma desde que el PAN se hizo del gobierno federal. Lo fueron con Fox durante todo el sexenio. Lo han sido con Calderón: en la victoria (2006) y en la derrota (2009). El PAN está en crisis porque hay una lucha por el poder que los panistas no han podido procesar. Porque a nueve años de ocupar la Presidencia no pueden resolver la relación partido/gobierno.

Cuando Fox, los panistas decían que las cosas se dificultaban porque el Presidente no era uno de ellos, porque había llegado al poder con una estructura paralela y porque no había llenado de azules al gobierno. Decían que daba prioridad al PRI en la negociación, que no los consultaba, que se enteraban por los medios de las medidas tomadas por su Presidente, que no respetaba los principios de Acción Nacional. Decían que quería que el partido fuera un apéndice sin vida propia y sumiso ante la voluntad presidencial.

Cuando el presidente Calderón llegó a la Presidencia, las críticas fueron similares. Es cierto que él es panista de cepa pero sus propios correligionarios lo han acusado de...

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