Un mar de nubes

AutorPatricia Miranda

Enviada

MAUI, Hawaii.- Dos grupos de viajeros se cruzan en algún punto de la sinuosa carretera que conduce a la cima del volcán Haleakala.

Espabilados, los integrantes de un grupo pedalean cuesta abajo. Los del otro, a bordo de un shuttle, van de subida y un poco amodorrados.

Los primeros madrugaron. Una camioneta, con todo y remolque para bicicletas, los recogió en sus resorts, a las dos de la mañana. Tras un sueñito por la carretera, llegaron a tiempo para ver al sol levantarse, en uno de los sitios más atesorados por los cazadores de amaneceres.

Como recompensa, ahora gozan de un adrenalínico descenso montados sobre dos ruedas y escoltados por un par de guías.

Los segundos, ya con luz de día, a lo largo del camino vieron desfilar por su ventana desde surfistas en busca de olas mañaneras hasta verdísimas plantaciones de caña de azúcar. Tarde se les hace para llegar a "La Casa del Sol", el significado del nombre del volcán, Haleakala en la cadenciosa lengua hawaiana.

Este sitio es sagrado y uno de los más visitados de Maui, una de las ocho islas principales, de las cientos que forman el archipiélago de Hawaii. Sobre el volcán, una leyenda reza que el semidiós polinesio Maui (el mismo que pescó a esta isla del fondo del mar) aquí capturó al sol con una cuerda que hizo con los cabellos de su abuela, obligándolo a frenar su viaje y así alargar el día.

Apenas descender del auto los viajeros constatan la razón del sobrenombre de Maui, la Isla Mágica: la terraza del Centro de Visitantes del Parque Nacional de Haleakala, a 2 mil 969 metros sobre el nivel del mar, regala uno de los paisajes más parecidos a la Luna en plena Tierra.

Parados sobre un desierto de rocas, los viajeros no dan crédito a lo que el horizonte regala. El cráter de este volcán inactivo es...

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