Un mar de distancia

AutorLuis Méndez

REFORMA / ESPAÑA

MADRID.- Ante hechos tan graves como los que supuestamente están ocurriendo en los am-

bientes taurinos de México, lo que procede "es aplicar la normativa" y que "la autoridad se ejerza de manera ejemplar".

Así lo entiende Juan Lamarca, Presidente de la plaza de Las Ventas de Madrid ,quien reconoce que en España no se pueden dar tamañas irregularidades.

"Es imposible aquí que a la fiesta lleguen toros o novillos sin edad, porque todas las reses tienen su certificado de nacimiento, registrado oficialmente, y además, cada una de ellas lleva su guarismo que corresponde a la última cifra de su año de nacimiento.

"No hay ninguna duda, los toros deben tener como mínimo cuatro años y el novillo tres. Y en lo que se refiere al peso tampoco puede haber trampa, porque el ganado se pesa en presencia de un veterinario, de un delegado gubernativo y del empresario, y todos los toros cumplen con el mínimo de 460 kilos que es el exigido para las plazas de primera".

Sobre el problema creado en México por el apoderado de Pablo Hermoso de Mendoza, quien puso como condición para que éste toreara que se cambiaran los astados que había reseñado el Juez de plaza, Lamarca también se mostró perplejo.

"Aquí únicamente existe el cambio de ganado anunciado cuando una vez reconocido se rechaza por falta de utilidad para la lidia. Previa intervención facultativa, es el Presidente el que decide sobre la suerte final del toro y de cada operación se levanta el acta correspondiente".

Por su parte, los grandes empresarios españoles reseñan a los toros con un mínimo de nueve meses de anticipación.

Con respecto al posible uso de puyas antirreglamentarias, la autoridad de Las Ventas recalcó que las puyas están debidamente homologadas por el Ministerio del Interior.

"Llegan a la plaza el mismo día del festejo por la mañana y cuando se hace el reconocimiento de los caballos se desprecintan y se reparten entre los picadores. Claro, siempre puede haber un exceso de picaresca y alguien puede cambiar la puya en el último minuto.

"En ese caso, muy improbable por cierto, el Presidente propone una sanción por falta grave que contempla una multa que oscila entre los 250 y los 160 mil dólares. Las faltas muy graves tienen que ver sobre todo con la manipulación del toro, caso del afeitado, y ahí sí además de la multa el ganadero responsable puede quedar inhabilitado por un tiempo".

El Presidente, a la vista de la infracción cometida, elabora un expediente sancionador y lo envía al organismo competente que en Madrid es la Dirección General de Turismo y Espectáculos y que es el que resuelve en última instancia. "Yo fundamento la sanción que se sustancia por la ley de procedimiento administrativo y existe un plazo para que las partes afectadas presenten recursos que pueden ser estimados", explica el Presidente de la plaza madrileña.

En cuanto a los exámenes post mortem, Lamarca asegura que ha remitido tres o cuatro a los laboratorios y...

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