Manuel Jiménez Guzmán: de Gran Maestro Masón a dirigente partidista

CIUDAD DE MÉXICO, enero 9 (EL UNIVERSAL).- Manuel Jiménez Guzmán, fue un hombre congruente, descendía de una gran tradición de masones y orgulloso esperaba que sus nietos Sebastián y Nicolás siguieran ese camino en el que fue gran maestro.

En su labor, se esforzó por extender espacios para las mujeres y abrió el rito masón a las redes sociales, en donde se difundió primero la noticia de su partida al Eterno Oriente la noche del jueves a la edad de 71 años.

Entusiasta, fraterno, militó en el PRI, más de 50 años, y se retiró de allí tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, con quien tejió una profunda amistad y continuó su actividad en los horizontes de la masonería, en la que alcanzó distinciones como la de ser presidente de los Soberanos Grandes Comendadores del Continente Americano.

Su hijo Manuel Jiménez Rodríguez publicó una foto en que joven, Manuel Jiménez Guzmán ríe, y explicó que así "recibía la noticia de un resultado que no le favorecía", una actitud congruente con uno de sus pensamientos, que en días de la pandemia, queda cual legado: "El triunfo y la derrota hay son dos simples impostores, hay que tratarlos como tal".

Falleció a los 71 años de edad, la noche del jueves 7 de enero víctima del Covid-19, y al filo de las 22:00 horas, su hijo Manuel escribía en sus redes sociales: "Mi padre, hermano y mejor amigo acaba de fallecer, una víctima más de este terrible virus". Más tarde, y tras una cadena de expresiones de condolencia escribió una de las ideas masonas:

"Sus formas visibles se desvanecerán, pero nos quedará su nombre, su personalidad y su...

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