Manuel J. Jáuregui / 2 malas = 1 buena

AutorManuel J. Jáuregui

Ya les hemos dicho, amigos: a este su h. servidor le da exactamente igual que sea Presidente Chespirito o el Chavo del Ocho.

No creemos en los caudillos, creemos en las instituciones, en los equipos de trabajo, en la capacidad de los individuos que los integran y en las ideas que pretenden implementar.

Por eso nos fijamos mucho en qué cosas concretas propone cada quien, ello para ejercer nuestro derecho al comentario.

Partiendo, además, de la base de que todos los candidatos son bipolares (cuando menos): una personalidad es la del consumo público, lo que aparentan ser para ganar adeptos, y la otra muy diferente, el pequeño dictador que traen adentro.

Es cuando formulan respuestas concretas cuando retratan fielmente su yo interno, su respuesta es un fiel reflejo de su creencias personales, prejuicios o fijaciones.

Ahora que para ser sinceros, al ÚNICO al que le hemos oído algo CONCRETO es a López Obrador; ¡lástima que lo que planteó resulte un tanto insensato!

Tanto la Dama Josefina como el Galán Peña hablan en términos genéricos y hasta el momento no les hemos escuchado algo tangible como propuestas de gobierno.

En el caso del Sr. López él sí propuso públicamente DOS cosas concretas:

  1. - Le ofreció a los miembros del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) que, de llegar a la Presidencia, les regresaría la desaparecida Luz y Fuerza del centro.

  2. - Propuso públicamente la UNIFICACIÓN de dos monopolios gubernamentales en uno solo: la CFE y PEMEX.

Ambas propuestas de López Obrador resultan, a la luz de los hechos, un disparate y a las pruebas nos remitimos.

Luz y Fuerza del Centro fue desaparecida por ser un barril sin fondo que consumía más de 30 mil millones de pesos anuales del presupuesto federal, al mismo tiempo que suministraba un PÉSIMO servicio.

Luz y Fuerza del Centro, gracias precisamente a que fomentó un sindicalismo desvirtuado hacia el tomar y no hacia el dar, convirtió a dicha empresa en un cáncer galopante que, simultáneamente, comprometía las finanzas públicas del País al tiempo que no contribuía al bienestar nacional toda vez que su mera existencia representaba un ANCLA al progreso.

Obvio que ofrecer revivir este elefante blanco y darle de nuevo fuerza a un sindicalismo retrógrado resulta un disparate de mayúsculas proporciones.

(Y de hecho nos gustaría mucho saber qué piensan de esta idea los empresarios que acompañan a López Obrador 2.0 en esta su nueva aventura presidencialista).

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