Manuel J. Jáuregui / ¿Qué pasó?

AutorManuel J. Jáuregui

Un sujeto que andaba más que de capa caída le dice a su amigo: "Ya no aguanto, todo me ha salido mal, estoy quebrado, me dejaron, estoy enfermo, sin seguro. Voy a acabar con todo, ya decidí que me voy a suicidar".

"¡Pero cómo!", le dice el otro, "no seas extremista, ¡piénsalo bien bien!".

"Ya le pensé", responde, "¡mira!", le dice al tiempo que le muestra en su muñeca un flamante Rólex cronógrafo de oro macizo con incrustaciones de diamante.

El amigo lo admira y le reclama: "¿Cómo dices que te vas a suicidar y te compras un reloj así de lujoso?".

"Sí", le contesta, "es el arma: con este reloj puesto, mañana me voy a tomar un café a un Starbucks y seguro no paso el día".

Cuestión de oportunidad y expectativas, piensa uno, generadas a partir de los incidentes recientes en los que llovió metralla en dos Starbucks en Tulum y Plaza Carso.

(Paréntesis: nos encantan los brebajes de esa popular cadena global, nada en contra de ellos, sino todo que ver con el clima de inseguridad que padece nuestro México Mágico, en el que todo pasa sin que pase nada).

Sirva el chascarrillo meramente para hablar, indirectamente, de la salud del Presidente y los rumores generados alrededor de ella.

La Primera Dama, que no es Primera Dama -aclara ella-, lamentó ayer en Tabasco los chismes y cuentos en torno a la salud de su marido, el Presidente López, contagiado por tercera ocasión de Covid, afirman voceros del Gobierno.

Nos extraña que le extrañe a la señora el que se haya generado una ola de especulaciones, ya que ELLOS tienen la culpa de esto -el grupo cercano al Presidente y sus "voceros"-, ya que manejaron pésimamente la información en torno al estado de salud del Presidente, tema que en cualquier país del mundo es tópico de suma importancia para la opinión pública.

Llama la atención que el mismo equipo que da clases de periodismo todos los miércoles en la mañanera con la "Maestra" Vilchis no sepa qué es lo básico que debe proporcionar para evitar los vacíos de información y dar cabida a la especulación.

El primer punto es que el "vocero" presidencial, Jesús Ramírez, NEGÓ la enfermedad del Presidente casi al unísono que el Presidente mismo informaba que se regresó a la CDMX (estaba en Mérida) por sentirse indispuesto. Quedó testimonio de tal forma que Jesús Ramírez, por ignorancia o por exceso de celo por encubrir, DESINFORMABA en lugar de informar.

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