Manuel J. Jáuregui / Hacia las regaderas

AutorManuel J. Jáuregui

En numerosas ocasiones, amigos, les hemos hablado aquí de la importante medición respecto al dinamismo de nuestra economía que es el consumo interno. Ayer el INEGI, que ha perdido un poco de su anterior lustro, pues da la impresión que se ha dejado presionar por el Ejecutivo para presentar el lado iluminado de la luna y no el oscuro, dio a conocer las cifras del consumo "privado", tanto el mensual de enero como el comparativo anual.

En el comparativo anual, dice el INEGI que el consumo creció un 3.2 por ciento; habrá que ver cómo lo midió, qué midió, y sobre todas estas consideraciones el denominador preponderante es la inflación, la cual muchos economistas piensan que está minimizada en las cifras oficiales. Lo relevante es la cifra mensual de enero, pues aquí el INEGI reconoce que el consumo RETROCEDIÓ un 1 por ciento en relación a los bienes adquiridos fuera de México, y un 0.6 por ciento respecto a los nacionales.

Seguramente, amigos, no les sorprende que en las cifras oficiales se refleje "la cuesta de enero", y por sí solo el número puede no decir nada, a menos que se haya repetido en febrero y marzo, lo que revelaría una preocupante debilidad económica en el País, del tipo que conduce al desempleo y a mayores golpes al poder adquisitivo.

Siempre hemos dicho, y no porque seamos economistas muy duchos, sino porque tenemos el privilegio de dialogar con personas que sí le entienden al tema, que una de las primordiales responsabilidades de todo Gobierno es asegurarse que haya un consumo sólido, pues ésta es la mejor forma de "blindar" en los hechos -no en los dichos- a nuestra economía de cualquier vaivén externo, incluyendo una posible trumpada.

En lo particular nos preocupa, aun si fuera exacta, la cifra anualizada del 3.2 por ciento de crecimiento anual, no hace mucho andábamos sobre el 7 por ciento y aún esa cifra no era lo suficientemente vigorosa. Que muestre ya síntomas de debilidad en el 2016 el consumo interno resulta un mal presagio para el 2017 y el 2018. Desde el punto de vista social, pensamos en el enorme daño que la pobreza endémica genera en las sociedades que la padecen, porque cuando se propaga, las posibilidades de estallidos de inconformidad crecen...

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