Manuel J. Jáuregui / El encargado

AutorManuel J. Jáuregui

"De la seguridad en Tamaulipas me encargo yo". Así dijo en el 2014 en una reunión con empresarios el Secretario de Gobernación -y hoy precandidato presidencial del PRI- Miguel Ángel Osorio Chong, el encargado de la seguridad interna de México.

Sería bueno que los empresarios amigos que lo frecuentan le preguntaran en la siguiente reunión: "¿Y cómo va la encomienda en Tamaulipas, Señor Secretario?".

A leguas se nota que la violencia en ese Estado -y en otras regiones del País- ha empeorado y no mejorado en el actual sexenio.

El nivel de barbarie que vivió Reynosa el sábado, afectando directamente a la población CIVIL y truncando la vida cotidiana de los habitantes con bloqueos, balaceras, incendios de automóviles y destrucción de comercios, resulta fehaciente prueba de que el "encargado" de la seguridad de Tamaulipas lejos está de haber logrado el éxito.

La población -por supuesto- aplaude la eliminación de cabecillas que ha logrado el Gobierno federal, como las del sábado pasado de los cabecillas de plaza de Reynosa y Ciudad Victoria tanto del Cártel del Golfo como del Noreste.

Igualmente las anteriores, con todo y extradiciones.

Esa labor se ha hecho bien. Se reconoce y se aplaude.

Quizás lo que no esté funcionando bien es el seguimiento a estas acciones, la aparente falta de coordinación entre las distintas instancias civiles y militares encargadas de mantener la paz y el orden.

Esto, y la inconsistencia en el desplazamiento tanto de la Policía Federal como del Ejército o la Marina.

Un día hay 700 elementos en Tamaulipas, y poco después una fracción de este número.

Pareciera como si nuestros gobernantes mandan a los bomberos a sofocar un incendio, le echan agua, pero luego los retiran dejando pura brasa ardiente, que luego vuelve a prender.

La frontera en general, e igual decimos de Guerrero, Michoacán, Veracruz, Nayarit, Jalisco, Nuevo León, y ahora hasta Baja California Sur, requieren una presencia PERMANENTE de un número abrumador de fuerzas federales para sofocar los brotes de violencia de manera sostenida.

En esta cruenta lucha no hay "afloje", pues cuando se afloja aunque sea tantito, inmediatamente los delincuentes incrementan su agresividad.

A estas alturas ya nadie puede creer esa falacia propagada por autoridades maletas de que la violencia...

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