Manuel J. Jáuregui / Ni buenas, ni malas

AutorManuel J. Jáuregui

En el 2009 México recibió en enero 701 mil turistas que llegaron a bordo de cruceros: en el 2012 en el mismo mes esta cifra de visitantes fue de apenas 519 mil.

Los números, pues, no son ni buenos ni malos: más bien regulares.

Algunos puertos mexicanos recibieron más cruceros, otros menos: en general la afluencia turística de la cantidad de cruceros que llegan resultó ser en el primer mes del 2013 un 1.4 por ciento debajo de la que recibimos en el mismo mes del año pasado.

Quienes conocen la industria revelan que las navieras normalmente fijan sus itinerarios con dos años de anticipación, por lo que consideran que si acaso habrá un repunte, éste no se dará hasta el 2015.

Situaciones como la descrita, entre azul y buenas noches, son de las más incómodas: no se puede decir que las cifras sean realmente malas, pero tampoco son buenas, por lo tanto no se puede decir que la causa de nuestra mediocridad sea sólo una, o dos; quizás sean muchas y simultáneas.

Resulta desconcertante esta mediocridad, pues no apunta claramente a una causa-efecto.

Dícese que la inseguridad que vive el País afectó mucho a los cruceros, si así fuese no se podría explicar entonces cómo es que Acapulco fue uno de los puertos que "repuntó" en enero, siendo que es de los destinos turísticos más inseguros del País.

Cabo San Lucas, Manzanillo, Puerto Vallarta, y Zihuatanejo demostraron caídas hasta de más de 20 por ciento, representando el otro espectro: el golpeado.

Es probable que cada puerto tenga su propia problemática, alguien nos comentaba, por ejemplo, que en Ixtapa -que recibe más bien yates y no buques de gran calado- el problema es que la marina no ha sido dragada en mucho tiempo, la bahía se ha azolvado y representa problemas para la navegación.

En otros puertos simplemente no han realizado las autoridades esfuerzos concretos para gestar la visita de cruceros o no cuentan con la infraestructura adecuada.

En diciembre del 2012, por ejemplo, se anunció que en Mazatlán se habían cancelado el arribo de siete cruceros: de un pico de 244 arribos en el 2008, en el 2012 apenas y se registró uno en dicho puerto.

En cualquier idioma, y en cualquier puerto, esta inestabilidad en la llegada de cruceros -y turistas- debería de ser motivo de alarma.

La derrama económica que se deriva de la visita de estas ciudades flotantes representa un estímulo importante a la economía local.

En el caso de Mazatlán los prestadores de servicios que tuvieron acceso a las navieras Holland America...

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