Manuel J. Jáuregui / Blanco y jubilado

AutorManuel J. Jáuregui

El mayor asesinato masivo -hasta ahora- en la historia norteamericana corrió a manos de un blanco, jubilado, sin antecedentes penales o violentos: en suma, un "americano típico", como fue descrito por su hermano que vive en Orlando, Florida.

No era ex militar, no era -de acuerdo con su hermano- coleccionista de armas, tenía licencia de piloto aviador y era dueño de una pequeña avioneta.

Por qué Stephen Paddock se tornó psicótico y comenzó a dispararle a una multitud de inocentes asistentes a un concierto de música contry a contraesquina y cruzando la calle del famoso hotel frecuentado por miles de mexicanos, Mandalay Bay, matando a casi 60 e hiriendo a más de 500, nadie lo sabe a ciencia cierta aún.

Pero no pocos lectores de este espacio se preguntan: ¿cómo es que en una de las ciudades norteamericanas en las que más seguridad existe en los hoteles, en los que abundan los guardias, las cámaras de video, etcétera, pudo este individuo subir por lo menos DIECISIETE armas a su habitación en el piso 32 del Mandalay?

¿Cómo no se percataron quienes vigilan las cámaras de video en los pasillos del hotel, en los elevadores, en el lobby, prácticamente en todos lados, que uno de sus huéspedes introducía armas automáticas y semiautomáticas a su habitación?

Éstas resultan ser otras cosas que nos dejan perplejos acerca de este triste episodio que, cuando menos, no alimenta -antes al contrario- la cantaleta de los supremacistas blancos, extremistas, que culpan de todos los males en Estados Unidos a los extranjeros, "inmigrantes", legales o ilegales, ya sean mexicanos, hispanos, asiáticos, africanos o del Oriente Medio.

Ahora, como ustedes saben, el Estado Islámico, o ISIS, se atribuyó el acto terrorista afirmando que Paddock era un "converso reciente" al ISLAM.

Esto ha sido desmentido totalmente y puesto al descubierto como una estrategia oportunista de ISIS. La Policía y el FBI no han encontrado relación alguna de este señor con grupo religioso alguno, o de otra índole: hasta el momento parece ser un acto de locura en la que un individuo se torna psicótico al derramarse los grandes y pequeños resabios de sus prejuicios, odios y resentimientos, que vaya usted a saber de qué índole o profundidad se traten.

Sabido es que al individuo le gustaba el juego...

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