Manuel J. Jáuregui/ 'Encuestitis'

AutorManuel J. Jáuregui

Teníamos la idea de que las encuestas han adquirido un mayor valor específico en la actualidad que el que tenían durante el priato, sin embargo, se nos hace que pudiera ya estarse cayendo en la "encuestitis".

A esta conclusión fuimos orillados al enterarnos de que nuestro supremo Gobierno está organizando un "Coloquio para el Análisis de Encuestas Nacionales sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas". Tan largo título sirve para designar un evento ideado por la Secretaría de Gobernación conjuntamente con la SEP, el IFE, el ITAM y el CIDE.

El tema central del ejercicio es analizar los resultados de una encuesta encargada al INEGI por el actual Gobierno a finales del 2001, llamada "Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2001". Esta encuesta la elaboró la Secretaría de Gobernación a cargo del precandidato presidencial Santiago Creel en conjunto con el INEGI.

No pretendemos ofender a tan distinguidos caballeros y a quienes los quieren llevar a la Presidencia, mas este rollo de las encuestas, de elaborarlas para luego analizarlas, de arranque, da la impresión de que no es para nada labor de Gobierno. El Gobierno está para gobernar, no para encuestar.

El dedicarse a elaborar encuestas para luego desmenuzarlas y, en torno a ello, hacer eventos, se antoja una pérdida de tiempo y de recursos públicos muy necesitados en otras labores de Gobierno.

Los principales resultados de la ENCUP comprueban lo innecesario de esta acción gubernamental, ya que algunos de ellos, divulgados por la Presidencia, parecen redundantes.

Por ejemplo, los siguientes: "el 62 por ciento de los encuestados prefiere la democracia a cualquier otra forma de Gobierno". La democracia como forma de Gobierno no es opcional: es la que tenemos, es la que está en nuestras leyes y es la que practicamos. ¿Qué, acaso, si la encuesta hubiera arrojado que el 62 por ciento responde que no sirve, la vamos a cambiar? Otra: "El 55 por ciento de los encuestados opina que es mejor un sistema democrático con presiones económicas que una dictadura con avance económico". Y que "el 47 por ciento prefiere vivir con presiones económicas pero sin sacrificar las libertades de expresión, de reunión y de auto organización".

¿A quién sorprende que los ciudadanos estén divididos respecto a su disposición de sacrificar sus libertades personales a cambio de dinero o de bienestar temporal? Ello a sabiendas de que la respuesta depende del nivel de necesidad del...

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