Manuel J. Jáuregui/ Casinos en marzo

AutorManuel J. Jáuregui

La Secretaría de Gobernación es la entidad responsable de los juegos y sorteos.

Mas, curiosamente, no es la que está viendo (o negociando) el asunto de los casinos de juego.

Esa tarea ha recaído en Rodolfo "El Negro" Elizondo, uno de los famosos "coordinadores" presidenciales.

Tanto está metido en este merengue "El Negro", que ya unos cuantos amigos de él andan entusiasmados con la posibilidad de convertirse en los próximos "Césares" del juego mexicano.

Elizondo, según fuentes envidiosas del edifico de Bucareli que se sienten marginadas, ha estado sosteniendo reuniones con representantes de diversos operadores de casinos en ciudades capitales de esta actividad tales como Las Vegas.

Según esto, Elizondo ha prometido a los inversionistas que en marzo del 2002 se presentará la iniciativa de ley que permitirá los casinos.

A partir de tal fecha podrán instalarse unas cinco o seis catedrales del vicio en los principales centros turísticos de nuestro país.

(Aclaramos, para que no se piense mal del "coordinador" Elizondo, que estas reuniones o por lo menos la última el mes pasado entre el superfuncionario y los representantes empresariales del juego fue en la Ciudad de México).

La "razón turística" siempre ha sido en nuestro país un fuerte aliado de esa actividad.

Por ello hubo Jai-Alai y apuestas en el Hipódromo de las Américas.

Aunque existen prohibiciones expresas en nuestras leyes, siempre se ha encontrado una forma de, en ciertos casos que la autoridad juzga "conveniente", hacer excepciones.

Más juegos de azar que los de la Feria de Aguascalientes, ¡ni en Las Vegas!, de manera que a nadie sorprende o escandaliza la existencia de esta actividad que por muchos años ha existido, sólo que "informalmente".

Menos sorprende que mentes poco disciplinadas, acostumbradas a descubrir el hilo negro en cada garra deshilachada, vean en la instalación de casinos formales en nuestro país una especie de panacea que según ellos aumentará el flujo turístico y convertirá a México en un nuevo paraíso mundial.

El hecho de que Elizondo negocie ya fechas (y seguramente términos) implica mucho: quiere decir que "alguien" ya decidió que lo que necesita México son casinos.

A quién se le consultó esta decisión, bastante trascendental, no se sabe.

Mas quizá no se está muy errado si se responde que con nadie: es una decisión chicharronera y punto.

Como tocará a los Legisladores (afortunadamente) tener la última palabra, pues serán ellos quienes aprobarán -o rechazarán- la...

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