Manual del Conductor/ Compromisos para el 2003

AutorRodolfo Sánchez S.

Terminó el año 2002 y comenzó el 2003. Así de rápido. ¿Y ahora qué sigue? Afortunadamente todas las "tonterías viales" que hicimos el año pasado y que nos trajeron sustos y disgustos quedaron ya en el pasado, formando parte de nuestro álbum vial, que lleva como título "Mis Experiencias Viales".

Lo útil del pasado

Dicen por ahí que aprendemos de nuestras experiencias, tanto de las buenas como de las malas, de los aciertos y de los desaciertos, o sea los errores. Lo que pasa es que en materia vial, los errores conllevan un alto grado de riesgo. Estos últimos se presentan como consecuencia de factores controlables (los mío propios que están bajo mi responsabilidad) y de factores no controlables o externos (de los demás conductores). Además, están los del medio ambiente (clima adverso, oscuridad, obstrucciones viales, vialidad en general) y que requieren de nuestra experiencia y destreza detrás del volante.

Impericia

Las equivocaciones viales propias se dan o por impericia, es decir falta de conocimiento vial y de experiencia de conductor, o por su propia irresponsabilidad, o ambas. Esta última, acompañada del alcohol, termina de pintar un cuadro de pronóstico reservado.

Primer factor

La falta de experiencia es causa de muchos de los accidentes en el "grupo" de los jóvenes. El joven, por ser joven, es imprudente y arriesgado. Comete muchos errores que pasan desapercibidos, los podemos llamar "novatadas". No miden las consecuencias. En una de esas, se pueden ver involucrados en un accidente grave o quizás mortal. Esto lo leemos y vemos con frecuencia en las noticias diarias.

Es preferible

Sin embargo, es preferible un joven entrenado y con educación vial, a alguien que aprendió a manejar al trancazo o con un amigo o familiar descuidado. Por lo menos tendrá la destreza vial necesaria para defenderse y sobrevivir, tal como el que aprendió a nadar ya no se ahoga. De ahí la importancia de las escuelas de manejo, sean éstas particulares o públicas y de la insistencia de los padres de familia para que asistan y para exigir de que se implementen estos cursos en las escuelas secundarias. Ahora bien, cuando a este escenario entra el alcohol, pues obviamente que el panorama se nos complica. Tal como a un médico se le dificulta el cuadro clínico cuando el paciente se rehusa a cooperar en el tratamiento prescrito.

Los padres de familia

El cuadro se complica más, cuando nosotros, los padres de familia, somos permisivos, nos hacemos de la vista gorda y hasta...

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