LA MANO VISIBLE / Topes y Afores

AutorAlejandro Faya

Los precios cumplen funciones elementales en una economía de libre mercado: señalizan la escasez, detonan inversiones, incrementan la oferta y alientan la competencia vía la diferenciación de precios, esta última la variable más visible y sensible para el consumidor. Por esa razón los controles de precios son -en principio- tóxicos. Al inicio de la pandemia no faltó quien sugiriera topar los precios de los cubrebocas, camino que de hecho tomó el Gobierno de Sudáfrica. Pero el exceso de demanda y los precios altos incentivan fuertes respuestas de los productores -existentes o nuevos- que conducen a mayor abasto, variedad, disponibilidad y menores precios. Fue lo que al final sucedió con los cubrebocas, sobre todo al tratarse de productos que son fáciles de producir. Un sistema de precios libres y la posibilidad de obtener ganancias -que puedan incrementarse a medida que la empresa sea mejor- son motor del emprendimiento, innovación, toma de riesgo, productividad y, al final del día, bienestar.

Sin embargo, hay situaciones de excepción donde estos controles no sólo son convenientes, sino absolutamente necesarios. En ocasiones, los aumentos de precios no generan una respuesta por el lado de la oferta, sea por trabas jurídicas, falta de acceso a insumos o capital, limitaciones tecnológicas o de infraestructura, entre otras barreras. Cuando no existe competencia, simple y sencillamente los precios no pueden hacer su labor. Esto sucede, por ejemplo, cuando las empresas son monopólicas o dominantes, pudiendo elevar precios en el punto en donde alcancen su máxima rentabilidad, sin que nadie pueda evitarlo y en perjuicio del consumidor. Regular las tarifas de los servicios que presta un aeropuerto, del porteo de electricidad en las redes de transmisión o del transporte de gas por un ducto, es por demás obvio en política regulatoria.

Otro caso son las Afores, pues a pesar de que existan diversas administradoras, todas ellas tienen cierto poder sobre sus clientes, ya que los trabajadores muestran baja sensibilidad ante las comisiones y rendimientos de sus cuentas, es decir, no necesariamente...

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