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LA MANO VISIBLE / Constellation y la inversión directa

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Vincent
AutorAlejandro Faya

Los costos de cancelar un proyecto de inversión son visibles: gastos irrecuperables de inversionistas, pérdida de empleo y una derrama económica que ya no vendrá. Pero un proyecto en sí mismo no cambiará el curso de un país. Lo que preocupa de la consulta pública y posible cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali son cosas mayores. El primer problema es la legalidad del asunto. En un estado democrático de derecho las autoridades sólo pueden hacer lo que la ley les autoriza; sus límites de actuación están acotados por lo que marque la ley y no les es dable extender o moldear poderes, mucho menos si esto implica perjudicar intereses privados.

Inversiones de este tipo están natural y legítimamente sujetas a un conjunto de permisos, autorizaciones y concesiones en diferentes órdenes de Gobierno (por ejemplo, en materia de construcción, uso de suelo, medio ambiente, energía, seguridad civil o estándares laborales). Esas decisiones escapan a la voluntad popular, pues deben someterse a escrutinios técnicos y legales. De otra forma se llega a una contradicción evidente. Si una inversión, cualquiera que fuera, estuviera viciada por problemas de uso de agua, riesgos a la salud pública, ilegalidad o corrupción, ¿acaso una consulta pudiera validar estas insuficiencias? La respuesta obvia es no. Lo opuesto es igual de cierto: no les toca a los ciudadanos sustituirse en las determinaciones de las autoridades, sino más bien ser contrapeso, vigilar y exigir resultados a sus gobernantes. Si hay un problema en este caso particular (no lo sé), entonces procede revisar cualquier actuación previa conforme la normatividad aplicable y tomar las acciones que procedan.

El segundo tema es de señales. La inversión privada (nacional o extranjera) es un recurso escaso y prácticamente todos los países del mundo compiten por atraerla y retenerla. Ni los propios críticos al liberalismo económico cuestionan la bondad de la inversión productiva, es decir, la que se traduce en fierros, ladrillos, máquinas y sobre todo en impacto local permanente. No es el caso de la inversión especulativa, que es caprichosa y volátil por...

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