De la mano con la docencia

AutorMaría Luisa Medellín

Una de las misiones más importantes en la vida de Zeta Melva Triana Contreras ha sido impulsar la calidad académica de los futuros médicos del País, aquellos que tendrán en sus manos el cuidado de la salud y la vida de miles de personas.

A esa delicada labor se ha entregado por más de tres décadas.

La doctora Melva fue la primera mujer en dirigir una facultad de medicina en Nuevo León, y en presidir la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (AMFEM), que agrupa a 78 planteles y tiene entre sus funciones evaluar y acreditar su calidad educativa.

Al inicio de sus cursos de farmacología o bioética, esta mujer delgada, no muy alta, de amplia sonrisa y cabello negro y corto, no deja lugar a la improvisación.

"Desde el primer día mis alumnos saben qué vamos a ver en cada clase, cuándo tienen que entregar tareas y trabajos, cuáles serán los criterios de evaluación y cómo lograrlos. Siempre les estoy dando ideas de cómo mejorar, porque tengo altas expectativas de ellos.

"Es que, sin duda, para estudiar y ejercer la medicina deben tener vocación, dedicación al estudio, a los pacientes en su momento, y un gran espíritu de servicio".

Sin embargo, su disciplina y rigor académico contrastan con la calidez de su trato, ya que si alguien considera que fue evaluado injustamente, ella no tiene problema en corregir su error, si es el caso.

Melva cuenta que pertenece a una familia de 10 hijos, en la que sus padres, Esther Contreras Treviño y Miguel Triana García, se esforzaron porque cursaran una carrera profesional.

Tanto ella, la menor; como Alpha, la mayor, llevan por nombre una letra del alfabeto griego, aunque su padre la llamó así en honor de Antonio Zeta, un coronel de la Revolución Mexicana.

De pequeña, dice, le gustaba mucho jugar, pero antes hacía la tarea y estudiaba para no interrumpir su diversión.

"Mi vocación hacia la medicina nació por mi hermana Alpha Elena, quien era doctora y me llevaba 17 años. Ella fue profesora en la Facultad de Medicina de la UANL por muchísimos años hasta que falleció.

"Tengo consciencia de haberla visto consultar a vecinos y familiares. Me acuerdo que mi objetivo romántico de niña era ser doctora y trabajar sin cobrar", refiere palmeando el escritorio de su cubículo, donde se escuchan melodías clásicas y muestra en los muros coloridos rompecabezas con las obras de Van Gogh, que su marido, el ginecobstetra Francisco Javier Arreola, arma y le obsequia.

Actualmente Melva es profesora asociada del departamento de Ciencias Básicas en la...

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