Pantalla Grande II/ La Mandolina del Capitán Corelli: Le falta drama y más romance

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Diana González

La Mandolina del Capitán Corelli es de esas películas que aparentan tener lo necesario para inmortalizarse en la imaginería romántica del cine, y, sin embargo, fracasan.

La cinta narra la relación amorosa que surge entre un oficial del ejército italiano invasor, el Capitán Antonio Corelli, (Nicolas Cage) y Pelagia (Penélope Cruz), una obstinada e impetuosa joven oriunda de Cefalonia, antigua isla asentada en las brillantes aguas color turquesa del Mar Jónico.

Filmada allí mismo, esta cinta de John Madden (Shakespeare Apasionado) pretende alcanzar el elevado tono épico que sólo una abrumadora realidad como la guerra podría otorgar a las pasiones humanas, especialmente al amor y la esperanza; sin embargo, la intolerable mescolanza de acentos por parte de los miembros internacionales del reparto, así como a la frialdad que jamás se derrite entre Cage y Cruz, termina por dar al traste con el intento.

Se supone que cuando Corelli y su compañía de soldados llegan a la paradisíaca isla ubicada a unas 500 millas al sur de la costa oeste de Grecia, creen haberse ganado más bien unas vacaciones.

Aunque en un principio, Pelagia, su padre (John Hurt) y los demás habitantes del poblado recelan de los invasores, finalmente, el encanto y la pasión de vivir de los italianos hacen desaparecer las divisiones de nacionalidad y circunstancia, al punto que Pelagia y Corelli se vuelven amantes.

Claro que esto sucede una vez que ella ha roto su promesa de matrimonio con Madras, (Christian Bale) un sencillo pescador que desea ardientemente liberar del yugo esclavizante a su patria y, por...

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