Malinalco al natural

AutorAnaline Cedillo

Sembradas entre jardines de bugambilias, flanqueando caminitos empedrados o en los puestos del mercado, las razones para volver a Malinalco abundan.

En verano, con la llegada de las lluvias, el paisaje se transforma: la vegetación está verde, se escucha el canto de los grillos y los ríos aledaños llevan agua.

"Es buen momento para ir a dar caminatas", recomienda Rosalía Segura, gerente de Ollinyotl, centro recreativo y holístico.

Este espacio, rodeado de montañas, es también un motivo para escapar al Pueblo Mágico mexiquense -situado a menos de dos horas de la Ciudad de México- y entregarse al descanso.

Durante los meses de verano, la clásica visita al mercado, que se instala los miércoles en el centro (y su versión reducida de los fines de semana), también se enriquece con la llegada de ciertas delicias de temporada, como el cuajinicuil, los guachocotes, las ciruelas, mangos, nanches o chicozapote.

MaliKualli, situado a unos minutos del centro del pueblo, es un espacio ideal para acampar bajo las estrellas. Aquí no hay que temer porque alguna lluviecita arruine el plan, puesto que tienen una amplia palapa para guarecer a los campistas en caso de ser necesario.

"Amaneces con las nubes casi en tu nariz, la neblina hasta abajo, para nada hace frío", dice Sheila sobre la experiencia de acampar. Entre sus actividades de aventura el complejo tiene tirolesas y rapel; también organiza recorridos en cuatrimoto que pasan por...

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