Conexión/ Malí: El País del Níger donde viven los hombres azules

AutorJosé María Alonso-Rodríguez

Allí está la mítica Tombouctou, o Timbuktú, el increíble país dogón, la rica cuenca del río Níger. Habitan mandingas, bambaras, tuaregs, dogones... Sin duda, la visita a Mali encierra misterios atractivos.

Pero en un principio, esta antigua colonia francesa no se muestra a los ojos del extranjero tan idílica como la venden las agencias o las guías de viaje internacionales: un país muy extenso en el que la mayor parte es arena, que no tiene costas, en el que apenas habitan 10 millones de personas y en el que no existe industria.

El norte está ocupado íntegramente por el desierto del Sahara, las altas temperaturas lo hacen prácticamente inhabitable y toda la población se concentra en la rica curva que forma el Níger, que es para Mali tanto como el Nilo es para Egipto.

Pero a pesar de que comparando a Mali con sus vecinos, por ejemplo con Senegal, que posee una prometedora industria y grandes recursos pesqueros y turísticos, se trata de un país menos desarrollado, sus habitantes muestran un orgullo especial que es muy respetado por el resto.

Y es que Mali aún conserva en su memoria colectiva la historia imperial. Su excepcional riqueza cultural, su artesanía guerrera, sus máscaras, sus ritos animistas, su arquitectura tan especial y su música, que forma junto con la senegalesa el folklore más rico del Africa negra, son el orgullo de Mali.

Los tuaregs, los hombres azules, es otro de los encantos del país. Compuesto por 1 millón de personas, se ha mostrado indoblegable por los Estados modernos y mantiene íntegra su independencia.

Bamako, capital artificial de este país singular, es un conjunto de edificios oficiales más o menos modernos organizados alrededor de dos calles y un cinturón de chabolas. La mayor parte de la población se dedica a la agricultura y vive pendiente de las crecidas anuales del Níger. El resto vive de la ganadería de trashumancia.

Sin duda, Mali es de los pocos lugares del mundo en el que aún pueden observarse formas de vida milenarias casi inalteradas.

El turismo, síntoma de la globalización en Mali, principalmente francés, ha contaminado a su sociedad y las reivindicaciones políticas y sociales han surgido a partir del contacto con los europeos.

Las protestas exigen mayor libertad política y llegan desde la Oposición política, anteriormente en el Gobierno, y desde los estudiantes, algunos de los cuales han estudiado en Francia.

Según el Informe Anual de Amnistía Internacional de 1999, al menos siete presos de conciencia fueron juzgados y condenados sin las...

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