El mal existe... pero se puede borrar

AutorErnesto Sánchez

¿Hay mejores aspiradoras que las Hoover?

Sí, las que se devoran los pecados de todos los hombres en la Tierra.

En el nuevo filme de Brian Helgeland, El Devorador de Pecados (The Order), la trama gira alrededor de una orden secreta dentro de la Iglesia que lleva a uno de sus sacerdotes, interpretado por Heath Ledger, a encontrar a una figura inmortal que tiene una función básica: consumir las violaciones que los civiles hacen a los mandamientos de Dios.

Es decir, cuando un padre absuelve a un cristiano de sus pecados, éstos son absorbidos por el misterioso ser que, después de tantos milenios de existir, ha decidido renunciar a su labor, quiere morir y no hay nadie que se atreva a agarrar su filtro para fungir como aspiradora criminal.

¿Quién devorará sus pecados (o sea los de media humanidad) y le otorgará paz eterna? ¿Quién continuará su temible tradición y seguirá con el trabajo de La Orden?

Cuando Alex Bernier, como se llama el sacerdote que se enreda en este misterio, descubre las respuestas, la lucha se convierte en la conservación propia y en la de la mujer que ama (Shannyn Sossamon, con quien Ledger ya había trabajado en Corazón de Caballero).

Pero esta idea que parece un tanto descocada a primera instancia -la de que exista un ser que aspire los pecados ajenos-, extrañamente tiene fundamento.

El director Brian Helgeland (quien escribió el aclamado nuevo thriller de Clint Eastwood, Río Místico) estaba leyendo cuando se topó con el término "sin eater" (devorador de pecados), una persona que se supone que puede recibir los pecados de un difunto, sin ser sacerdote, absolviéndolo a la hora de su muerte.

El ritual de la ingestión de pecados consistía en colocar sal y pan en el occiso, declamar una encarnación y después consumir la sal y el pan (en donde ya se encontraban absorbidos los pecados).

"Los orígenes del devorador de pecados se remontan a tiempos medievales, cuando la Iglesia Católica era extremadamente poderosa", comenta el director, "si te estabas muriendo, habías sido ex comulgado y no podías recibir los Santos Oleos, entonces mandaban a un devorador de pecados, quien creían podría absolver los pecados de esa persona. Pero esos pecados se los llevaba directo a su alma".

Viajando a Roma fue como el director extendió su investigación. Tuvo una reunión con el jefe de exorcistas de la ciudad (aunque un devorador de pecados no se debe confundir con un exorcista) y se enteró que todavía se realizan exorcismos. Eso lo hizo llevar a...

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