Majestad del picor

AutorÁlvaro García

¿Ahogada, media ahogada o con pura salsa de jitomate?, el espectáculo del estilo de torta más famoso de Guadalajara comienza con una simple pregunta y puede terminar en un enchilamiento de esos que hacen sudar y salivar por varios minutos.

Aunque para muchos resulta difícil de creer, la combinación de carnitas de cerdo confitadas y birote salado bañado en salsa resultó en uno de los platos insignia de la gastronomía tapatía, sobre todo para aquellas mañanas de resaca o antojo de algo rápido, asequible y llenador.

Motivado por la trascendencia de este peculiar plato, pero sobre todo por el aspecto cultural de la torta ahogada, el cineasta Bruno Madariaga visitó casi 100 torterías en los más de 50 días de rodaje de "Ahogadas", proyecto que recién estrenó a través de la plataforma Canela TV.

"El documental no es para hablar de la torta ahogada, no es una cuestión meramente gastronómica, es un pretexto para hablar de los tapatíos, presentar a estos seres que le rinden un culto casi religioso a un sándwich de puerco frito en un pan duro, bañado en una salsa incomible por picante, que parecen sufrir mucho cuando se lo comen, pero termina siendo uno de sus mayores gozos", explica Madariaga, quien es originario de la Ciudad de México, pero tiene 23 años viviendo en Guadalajara y es un conocedor del picante antojito.

"Yo soy un enloquecido de las tortas y las pido cien por ciento ahogadas, un poco por la tradición y un poco porque el picante es de mis estimulantes favoritos", añade el también editor y artista visual.

En este recorrido lleno de sabor, música y personajes de la Perla Tapatía, Madariaga y su equipo indagaron en el origen del platillo, que cuenta con diversos mitos y personajes, pero todos parecen conducir a Luis de la Torre, quien era conocido como "El Güero" e ideó la receta en la década de los 30.

Para el creativo, es muy difícil determinar el génesis de la torta ahogada, pero la historia de que surgió por un accidente de una torta que cayó en un contenedor con salsa, no es contundente.

Accidente o no, las primeras tortas ahogadas se vendieron a las espaldas del Templo de San Francisco de Asís, según explica el cronista Juan José Doñán en el documental, y después se popularizaron entre los clientes de la cantina La Alemana.

"Cuando muere 'El Güero' sus asistentes se independizan y así nace la segunda estirpe de torteros", apunta Madariaga.

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