Un maestro del pancracio

AutorDaniel de la Fuente

En las paredes del austero Mr. Lince GYM, en la Colonia Terminal, al lado de los aparatos para trabajar pectorales, piernas, bíceps y tríceps, hay fotos de antiguos gladiadores de la lucha libre mexicana: Valente Fernández, Rolando Vera y Perro Aguayo.

Más allá, un cartel donde el propietario del gimnasio, José Luis Vázquez Robles, hizo pareja con El Santo. Fue en Matamoros, dos años antes de morir El Enmascarado de Plata en 1984.

"Él ya iba de salida, peleaba de vez en cuando", recuerda el instructor, conocido como Mr. Lince. "Antes de la pelea en el vestidor me preguntó cuántos años llevaba en esto. Esa vez ganamos".

Otro póster anuncia una lucha de relevos entre Ray Mendoza y René "Copetes" Guajardo contra él y Mano Negra.

"Buenos tiempos", sonríe Mr. Lince, de casi 63 años y de pelo casi blanco, y aprieta los labios al mirar aquellos carteles, vestigios de un mundo en extinción.

"Buenas luchas. Hoy es puro desorden, improvisación. Eso ha dado al traste con la lucha libre".

Al contemplar más tarde sobre el ring que él mismo construyó a dos chicos de cuerpos como toros unidos en una llave, el instructor, quien pareciera estar siempre enojado cuando en realidad es muy empático y caballeroso, vuelve a evocar aquellos tiempos. Su voz no refleja amargura.

Dice que ha hecho lo que ha querido desde que, niño, este hijo de un albañil, el tercero de siete, salió de su natal Dinamita, Durango, para vivir en ciudades donde su padre conseguía trabajo.

Una fue Monterrey. Aquí, Mr. Lince se recuerda de pequeño atándose costales de harina a la espalda como capas para decir que era "El Barbón" Zamarripa, su primer ídolo, al que lo vio a los 5 años en la Arena Habana, ubicada por Platón Sánchez.

La vida lo enseñó a leer y a escribir, pues no pasó de primero de primaria. La hizo de bolero, vendedor de periódicos, lavador de carros y ayudante de albañil. Más tarde aprendió de soldadura, oficio de su vida.

Hacia los 11 años empezó a asistir a funciones de lucha, y a los 14 leyó el anuncio de clases gratis que impartían Romeo y Rogelio Rodríguez en el gimnasio INJUVE, en el Edificio Marroquín, en Zaragoza y Padre Mier.

Con la ilusión de luchar en la Arena Coliseo, pasó por el entrenamiento de Benny Llanas y Rolando Vera, este último, afirma, el mejor maestro de lucha libre en México.

"Ellos te iniciaban por donde debe ser: por la disciplina y el preparamiento físico. Cuando un luchador empieza debe primero fortalecerse para aguantar lances y derribadas y...

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