De Madrid al cielo

AutorHéctor Alvarado

Un clima fresco (sin llegar a lo nórdico). Un bufet de excelentes conversadores. Un inmejorable plato de paella. Una buena copa de vino tinto. Una pasarela de bellísimas "tías". Si éste no es el cielo, bien podría ser la antesala, por eso los españoles afirman que De Madrid al cielo.

En un palmo de terreno, como el que circunda la afamada Fuente de la Cibeles, ocurre una saturación de bellas estampas. ¿Dónde ubicarse para no estorbar? ¿Para dónde tomar la foto?, es la pregunta frecuente.

Así esa famosa frase "De Madrid al cielo", que tanto enorgullece a los madrileños, puede sentirse continuamente en el andar.

La frase, que subraya la belleza del cielo madrileño, enmarcado por sus legendarios edificios, cobra mayor verosimilitud cuando se descubre, desde diferentes ángulos, sus estampas.

Al andar por sus calles dice al paseante que aunque muchos ingenios participaron en la invención de Madrid, el gran inventor de la capital fue el Rey Felipe II.

"Se la inventó sin querer", aseguran, pues nunca dictó un decreto o pragmática alguna declarando a Madrid capital de las Españas.

Si el Manzanares era sólo un intento de río, la región era apenas una villa de labradores, y otras ciudades cercanas (como Toledo y Alcalá de Henares) eran más importantes que Madrid, ¿entonces qué pasó aquí?

Simplemente, cuentan, lo que hizo que la corte pusiera en esta ciudad sus palacios y sus oficinas fue el deseo de Felipe II de estar cerca de El Escorial (Provincia de Madrid donde ahora se ubica el Panteón de los Reyes, y próxima al Valle de los Caídos, última morada del General Francisco Franco, quien lo mandó construir para honrar a los caídos de la Guerra Civil Española).

En aquellos años, cuando España explotaba sus colonias latinoamericanas, había dinero para levantar, y bien, ciudades nuevas.

El ambiente de realeza, que tanto llama la atención, empieza a procrearse con la llegada de los Borbones al trono de España en el Siglo 18.

Por un par de euros, y con el afán de que los libros turísticos no le roben muchos minutos de atención, se puede enterar de épicas batallas, de grandes guerreros y hasta de infidelidades y homosexualismo real.

Se puede enterar también, alejándose de los chismes históricos, de que en 1734 un incendio destruyó el viejo alcázar de los Asturias, y de ahí nació la idea de construir esa belleza llamada Palacio Real.

Cuentan que Felipe V llamó al arquitecto más importante de Europa, Filipo Juvara, para que le diseñara un palacio...

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