Madre ¡y ruda!

Ni defender el Campeonato Mundial Femenil del CMLL, ni hacer frente a las críticas por ser una mujer luchadora o por su cuerpo musculoso es tan complicado para Dalys como la labor de ser mamá.

"Mamá nunca dejas de ser. Aunque ya mis hijas se casaron, siempre hay: 'Mamá esto, mamá lo otro'. Nunca dejas de ser padre hasta que te mueres. Ser luchadora es algo que es mi vida, es algo que a mí me gusta", explica La Caribeña, quien desde hace unos 10 años alterna la maternidad con el arte de los costalazos.

Desde niña fue ruda. Al ser hija de un promotor panameño llamado José Medina, pasó su infancia en el ring. Fue ahí mismo, sobre el encordado, donde en la adolescencia encontró el amor en un gladiador mexicano conocido como Negro Casas.

A los 15 años dio a luz a Noris, la primera de sus tres hijas (Zaraida y Omaraida) y tuvo que poner un freno a sus aspiraciones de convertirse en gladiadora para demostrar su técnica como progenitora.

Pero cuando sus herederas crecieron, Dalys volvió a subir al cuadrilátero para convertirse en profesional y ya nadie la pudo bajar.

A las 6 de la mañana comienza su primera sesión de gimnasio, después vuelve a casa para desayunar y realizar algunas labores del hogar. Martes, miércoles y jueves entrena lucha en la Arena México, siempre con el...

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