'Made in Taiwán'

AutorTeresa Rodríguez

Enviada

"Made in Taiwán"... cuántas veces habré leído esa pequeña frase en toda clase de mercancías. Y ahora estoy aquí, en el punto de origen, lista para recorrer su ciudad capital de noche y encontrar productos a precio de barata, no sin sentirme un poco intimidada por su apariencia cosmopolita y nada confiada en mis escasos conocimientos de chino mandarín, el idioma que habla la mayoría de la población en la capital.

La timidez se esfuma rápidamente. Basta recorrer un par de calles en el centro para encontrar el paraíso de los geeks: plazuelas donde se venden equipos electrónicos, laptops, cámaras, grabadoras y gadgets de todos los colores, precios y marcas.

Los dependientes, hablando en inglés, hacen hincapié en que si uno se decide por las marcas hechas en Taiwán, habrá descuento sobre descuento. Mi compañera de viaje reta su paciencia y buen carácter con una invasión de preguntas sobre el funcionamiento de una pequeña videocámara. La templanza tuvo su recompensa... finalmente se la llevó con todo y tarjetas de memoria adicionales.

Pero en la satisfactoria experiencia de comprar, nada se equipara al mercado nocturno de Shilin. El recorrido resulta toda una aventura en la que el visitante pone a prueba sus dotes de búsqueda y regateo en la mar de puestos que ofrecen desde ropa, joyería y souvenirs hasta mascotas, uñas postizas y comida.

Las pronunciadas caderas de mi acompañante dominicana sobresalen entre las delgadas siluetas de las taiwanesas. Pestañas postizas y uñas de acrílico son accesorios casi imprescindibles de la moda callejera.

Después de cruzar los juegos de feria donde los locales matan el tiempo en pareja o con los amigos, se nos atraviesan varios puesto de souvenirs. Es hora de balbucear un poco en chino mandarín.

Sin nada en mente, pero con ánimos de comprar, señalo en varias direcciones y pregunto "duoshao qián" (¿cuánto cuesta?). La reacción es siempre la misma, el puestero toma su calculadora y teclea la cantidad exacta dudando de mi capacidad para entender la respuesta.

Mi contestación es también siempre igual "hen guì" (muy caro) y tras hacer la ecuación correspondiente aparece en la pantalla un precio más bajo.

La visita a Shilin resulta un desafío para el estómago y el olfato, pues aunque los taiwaneses aseguren que el tofu fermentado es una delicia, su penetrante hedor mata cualquier hambre.

Pero quizá la aventura culinaria más fascinante, que también requiere de cierto valor, tiene lugar en el distrito más...

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