Lo más grave apenas inicia

AutorKarla Garduño Morán

Desempleo, epidemias, devastación de tierras de cultivos, pérdidas irreparables en la ganadería, daños irreversibles en la infraestructura; el colapso del comercio, la actividad turística e industrial; crisis social y política. Éstos son los problemas que enfrentará Tabasco una vez que baje el nivel de la inundación que afecta el 80 por ciento del territorio, de acuerdo con las previsiones de sus representantes populares.

En las próximas semanas la gente empezará a regresar a sus casas; las familias volverán a reunirse y quizá algunas tendrán que enfrentar la noticia de sus muertos. Los estudiantes tardarán más en regresar a la escuela, ya que de 5 mil 311 planteles dependientes de la SEP, 2 mil 500 presentan daños.

Si la estructura de sus viviendas no se debilitó con el paso de la corriente y todavía son habitables, los tabasqueños harán el recuento de los bienes materiales echados a perder por el agua o robados por las bandas que se han dedicado a saquear los hogares y comercios. En el área rural, adicionalmente, se contabilizarán las cosechas perdidas, la muerte del ganado y las hectáreas de campos que tardarán años en volver a producir.

Algunos de los 800 albergues instalados en la entidad se preparan para mantenerse en servicio por lo menos tres meses más, ya que antes de regresar a casa, los pobladores tendrán que esperar a que se limpien las vialidades llenas de lodo, basura, cadáveres de animales y aguas negras, que implican una fuerte amenaza a la salud y el riesgo de epidemias como el cólera, el dengue o el paludismo.

Despojados de su patrimonio, los tabasqueños damnificados, que el gobierno estatal estima en un millón, tendrán también que pensar en la manera de hacerse de recursos para comenzar de nuevo: recuperar su empleo si es posible, conseguir uno nuevo, tramitar algún tipo de apoyo gubernamental o incluso migrar a otros estados.

El panorama de lo que se dibuja en Tabasco en los próximos meses no resulta nada alentador; una vez que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) logre bombear el agua -en un tiempo que calculan irá de una semana a un mes, según el nivel de inundación en cada zona-, la tragedia en el estado estará comenzando su fase más larga, la de la reconstrucción.

La afectación económica y social

Diputados y senadores de Tabasco han pasado los últimos días en sendas operaciones de ayuda, durante las cuales pudieron evaluar los daños, vislumbrar las dificultades por venir y plantear algunas medidas de apoyo.

"El campo tabasqueño está en el agua, totalmente", dice el diputado panista Gerardo Priego. "Hablo de la agricultura y la ganadería, 66 por ciento de los tabasqueños tenemos algo que ver con la ganadería, es una de las principales fuentes de actividad productiva y de generación de empleos; la infraestructura carretera tuvo un daño muy importante, se va recuperando, pero está afectada".

Mónica Fernández, diputada del PRD por la entidad, destaca el problema del empleo, ya que además de que gran parte del comercio está dañado, las pocas empresas que se salvaron tienen a sus trabajadores parados y carecen de clientes por la falta de efectivo, lo que provoca un círculo vicioso que generará más crisis.

Las pérdidas totales fueron estimadas en 50 mil millones de pesos por el gobernador Andrés Granier, poco más del doble del presupuesto federal destinado al estado para el 2007 (23 mil 32.2 millones de pesos) y siete veces más que la primera partida anunciada por el presidente Felipe Calderón para la reconstrucción, consistente en 7 mil millones de pesos que saldrán de ahorros en la administración pública.

Esos 7 mil millones apenas alcanzarían para cubrir, por ejemplo, las afectaciones en casi el 60 por ciento de la infraestructura carretera, cuyo costo asciende a más de 5 mil 700 millones, según datos proporcionados por el diputado perredista Moisés Dagdug.

Los daños en el sector ganadero y agropecuario alcanzan una cifra similar, según la Confederación Nacional Campesina, que advierte que las cosechas más importantes -papaya, plátano, cacao y maíz- quedaron completamente bajo el agua.

El comercio, que va desde el gran almacén hasta los pequeños negocios sumergidos en la zona centro de la ciudad de Villahermosa -la más afectada por el desbordamiento de los ríos Grijalva y Carrizal-, debe esperar a que el agua baje para realizar el cálculo de las pérdidas y prever lo necesario para echar a andar de nuevo la actividad económica de la capital.

La Cámara Nacional de Comercio estima por lo pronto daños en 12 mil establecimientos en el centro por un monto aproximado de 9 mil millones de pesos. El sector turismo tiene 18 mil habitaciones cerradas en la misma zona y 2 mil restaurantes sin funcionar.

También la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros ha hecho sus cálculos y proyectan que las afectaciones a los bienes asegurados costarán cerca de 7 mil 500 millones de pesos.

La inminente afectación económica, advierten los legisladores y políticos tabasqueños, amenaza con provocar un estallido social entre los habitantes que ya han comenzado a desesperarse ante la falta de alimentos y de los insumos más indispensables.

"Tiene que organizarse (el gobierno), tener tal capacidad de respuesta que evite la inconformidad social, porque ante la imposibilidad de acceder a comida, a bebida, de alimentar a sus hijos, la gente se va a empezar a desesperar. Ya han habido algunos casos que tienen la combinación de delincuencia pura y desesperación, porque no han encontrado los canales de apoyo. Hay un esfuerzo institucional, hay 60 o 70 mil albergados, pero andan en la calle 200 o 300 mil que buscan respaldo, y ahí es donde digo que la organización va a ser muy importante", afirma Raúl Ojeda, empresario hotelero y aspirante a la gubernatura de Tabasco por parte el PRD durante los últimos dos sexenios en que ha ganado el PRI (Manuel Andrade en 2000 y Granier en 2006).

El problema social se hizo patente desde la semana pasada, cuando la desesperación de la gente por conseguir una despensa provocó conatos de violencia en los albergues y la rapiña se desató en algunas zonas, como en la colonia Las Gaviotas, donde rigen las bandas de saqueadores y las autoridades no se han atrevido a entrar (Reforma, 7 de noviembre).

"Lo único que se me ocurre es el empleo", sugiere la diputada Fernández, "darle empleo a la gente, mantenerla ocupada, pero con la seguridad de que a la semana van a recibir su sueldo, que sepan que sí va a haber. Y ésa tiene que ser una labor de estado, no podemos esperar a que vengan inversionistas".

Para llevar a cabo el rescate económico del estado, los legisladores apelan a apoyos que vayan más allá de las donaciones como la que ellos mismos hicieron al ceder parte de su sueldo -los senadores, el 10 por ciento de su salario de noviembre y diciembre y los diputados, un día de paga- o de las...

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