Luis Rubio / Violencia y terrorismo

AutorLuis Rubio

Los balazos no funcionaron. Tampoco funcionan los abrazos.

La inseguridad y la violencia aumentan y no existe diagnóstico razonable sobre el problema ni de la forma de resolverlo.

Bastó una declaración del Presidente Trump para que los responsables de la seguridad se olvidaran de la problemática o de sus terribles consecuencias para la ciudadanía: prefirieron envolverse en la bandera, ignorando hasta el hecho mismo de la violencia. Ni el nacionalismo ramplón ni la ausencia de estrategia van a resolver el problema.

Es imperativo separar dos componentes de la problemática: la dimensión estadounidense y la violencia misma; se trata de dos perspectivas que responden a circunstancias distintas, aunque pudiese haber vinculaciones.

Por el lado norteamericano, el debate sobre la naturaleza de los problemas de México lleva décadas y ha ido cambiando en el tiempo. Por muchos años, luego de la Revolución, los norteamericanos observaron cómo México estabilizó su economía y logró sedimentar una paz social y política.

Luego, con el inicio de la era de las crisis en 1976 y, sobre todo, 1982, los debates allá comenzaron a emplear términos como el de Estado fallido.

Desde la perspectiva norteamericana, la negociación del TLC al inicio de los 90 constituyó una forma de apoyo a México para que, finalmente, diera el "gran salto" hacia el desarrollo.

Dos décadas después, retornó el debate: México no convirtió el TLC en una palanca para su desarrollo integral, sino que se limitó a la transformación de una parte de su economía.

Por más que ese instrumento haya sido extraordinariamente exitoso en consolidar una plataforma exportadora, resultó evidente a sus ojos (y para quien quiera ver la realidad) que México había usado al TLC como un mecanismo para no alterar el orden político o los intereses cercanos a la clase política.

Fue en este contexto que se comenzaron a debatir ideas sobre cómo forzar a México a erradicar la corrupción y modificar sus estructuras político-burocráticas. Estos debates no llevaron a nada relevante, en buena medida porque, para Estados Unidos, las consecuencias de adoptar una estrategia errada hacia México podrían fácilmente traducirse en una súbita emigración masiva de mexicanos.

En este sentido, la propensión estadounidense a ser cuidadosos con México (aunque no lo parezca) ha tenido por consecuencia hacerle la vida mucho más fácil a los más perniciosos intereses mexicanos que favorecen el statu quo.

Desde la perspectiva mexicana, las...

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