Luis Rubio / Mundo cambiante

AutorLuis Rubio

La manera como funciona el gobierno de Morena, especialmente las mañaneras del presidente López Obrador, me recuerda un viejo chiste ruso: "un campesino se entera que uno de sus vecinos ahorró suficiente para comprar una cabra. Envidioso, se comunica con Dios y le pide que corrija esta intolerable situación. Dios le responde con una pregunta: ¿qué quieres que haga yo? Mata la cabra fue la respuesta".

Ensimismado y abstraído de lo que ocurre en el mundo, la solución es destruir lo existente. No vaya a ser que prospere el país.

El mundo exterior cambia, con frecuencia de manera acelerada; los vectores que parecen fijos o constantes un día son distintos al siguiente: la multiplicidad de factores y variables que interactúan en el mundo alteran el entorno de manera inesperada. Ante un panorama como éste, la propensión natural para muchos es la de enquistarse, encerrarse y pretender que la mejor protección radica en aislarse. El problema es que eso no funciona.

En un mundo interconectado, donde la vida cotidiana depende de la interacción constante y continua entre personas, empresas, gobiernos e instituciones a través de fronteras nacionales, la pretensión de aislarse es, además de pueril, imposible. Sólo para ejemplificar, el 8% de las llamadas por teléfono en el mundo son entre México y Estados Unidos; el siguiente par es entre Estados Unidos e India, con 3.2%.* México es de las naciones más interconectadas y su economía depende de la demanda por exportaciones mexicanas. Un país con estas características debería estar creando condiciones para acelerar esas oportunidades, tanto en términos de preparar a su población para asirlas, como construyendo la infraestructura para aterrizarlas.

Lo que de hecho ocurre es al revés: la educación y la salud no son prioridad para el gobierno, cuyas lealtades son con los sindicatos dedicados a preservar el mundo del siglo XX. La infraestructura está paralizada y, por si eso no fuese suficiente, la iniciativa constitucional enviada por el ejecutivo al Congreso en materia eléctrica va dirigida al control de precios, mecanismo ideado en los setenta para hacer inviables las inversiones privadas y luego expropiarlas.

Mientras México actúa como el proverbial avestruz que prefiere esconder su cabeza en la arena antes que encarar los desafíos que el mundo (del cual depende) le impone. Sin embargo, parafraseando a Trotsky, el gobierno mexicano puede no estar interesado en lo que ocurre en el exterior, pero...

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