Luis Rubio / Luchas futuras

AutorLuis Rubio

Una de las paradojas de nuestra era es que se ha dado una combinación de factores que son, o parecen, contradictorios.

Por un lado, es patente, y empíricamente demostrable que la vida ha mejorado para la mayor parte de la población (y, de hecho, de la humanidad). Hoy se viven más años, hay menos enfermedades, los niveles de vida han ascendido, la calidad de los productos que consumimos y utilizamos mejora día a día, los precios de muchos artículos -como los electrónicos- bajan.

Incluso la familia más modesta en una zona urbana tiene acceso a mejores condiciones de vida cotidiana, como baños en la vivienda, de los que nunca dispuso el rey más famoso de Francia, Luis XIV.

Por otro lado, hay una polarización en los ingresos, mucha de ella derivada del avance tecnológico. Ambas cosas -la mejoría real en los niveles de vida y la polarización económica- son ciertas, aunque no estén vinculadas entre sí.

En términos económicos, la mejoría es palpable. Sin embargo, en términos políticos ha predominado la percepción de que unos han mejorado más que otros o, en la retórica barata, que unos han mejorado porque otros han empeorado. Esta paradoja, hace tiempo conocida, es gasolina pura para disputas electorales, retórica populista y toda clase de polémicas.

Por si eso fuera poco, Yuval Harari, autor del libro Sapiens, una "breve historia de la humanidad", afirma que la conflictividad que vive la humanidad está a punto de multiplicarse y adquirir formas y características hasta hoy desconocidas por la humanidad.

En una discusión con el premio Nobel Daniel Kahneman, Harari argumenta que los avances tecnológicos de nuestra era van a crear nuevas fuentes de conflicto y tensión, nuevas clases sociales y dinámicas novedosas de la lucha de clases, tal y cómo ocurrió cuando la revolución agrícola e industrial.

Para Harari, el enfoque de la medicina en el siglo 20 era el de curar la enfermedad, en tanto que hoy se busca mejorar a los que están saludables, una perspectiva radicalmente distinta. Mientras que curar a los enfermos constituye un proyecto esencialmente igualitario porque se trata a todo mundo por igual, mejorar a los que están saludables constituye un proyecto elitista por definición, dado que no es algo que pueda beneficiar a todo mundo. Así, para Harari, una potencialmente enorme fuente de conflicto futuro yace en la salud diferenciada para ricos y pobres.

Si uno observa lo que ya de hecho ocurre con el empleo manual ante la expansión de la...

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