Luis Rubio / El desafío interno

AutorLuis Rubio

Los momentos de desazón son también momentos de riesgo -y de oportunidad-. Riesgo de trastocar lo que sí funciona en aras de lograr la redención, y oportunidad de construir algo nuevo, distinto, que resuelva los entuertos en que el país se ha atorado. El momento actual da para las dos cosas; la pregunta es cómo contribuirán quienes tienen poder real y qué aportarán los potenciales candidatos al proceso. De por medio va el futuro del país.

El panorama es por demás claro y complejo: una población a la vez cortejada por todos, pero también abandonada; todos quieren su voto, pero nadie quiere que participe, influya ni, mucho peor, se queje ("ya chole"). La población está ahí para servir a los políticos: algunos se dirigen a ella para amenazarla, otros para prometer la expiación; el presidente nos dice "hoy... hay riesgos de retroceso... están resurgiendo amenazas de parálisis de la derecha o el salto al vacío de la izquierda" porque nosotros sí sabemos gobernar. Seguramente estará pensando en los últimos dos años... Por su parte, López Obrador ofrece platitudes, como "la prosperidad del pueblo y el renacimiento de México", oferta que suena bien en el discurso pero que no viene acompañada de propuestas concretas.

Y ese es el problema: unos venden que "saben gobernar", otros que saben "qué hacer" y otros más que lo suyo es el "profesionalismo" y la "honestidad", cuando la evidencia es abrumadora en contra de las tres propuestas.

En el contexto de la campaña del 2012, un gobernador priista se dio el lujo de afirmar que "seremos corruptos pero sabemos gobernar", excelente prólogo para lo que siguió: corrupción desbordada e incapacidad de gobernar. El discurso presidencial en el cumpleaños del PRI fue un ejemplo perfecto de la distancia que separa a la clase política de la población.

El libro de AMLO me recordó a la obra estelar de Czeslaw Milosz, La mente cautiva: el predicador no tiene más que denunciar lo obvio -la decadencia, el abuso, los beneficiarios, la corrupción- para describir un panorama aciago que yace detrás de mucha de la desazón que aqueja a la población. Pero la pregunta importante, la que se hace Milosz, es por qué sigue teniendo seguidores una propuesta que no tiene posibilidad alguna de resolver los dilemas de México. El propio López Obrador afirma que hay que ir hacia el pasado. ¿El pasado? ¿Cuál? ¿El de las crisis, los malos servicios, la falta de oportunidades, la incertidumbre? En contraste con la demagogia...

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