Luis Rubio / Cambios

AutorLuis Rubio

La crisis económica mundial que nos ha tocado vivir promete trastocar todos los parámetros y patrones de referencia que hemos conocido.

Aunque realmente nadie sabe cuál será la naturaleza de los nuevos paradigmas que emerjan, sí es posible anticipar que habrá cambios importantes en sectores como el financiero, energético y automotriz. Estos ámbitos llegaron a la obsolescencia y tendrán que ser renovados de manera integral. La pregunta importante es si nuestro paradigma político resistirá la presión del cambio que viene.

Nuestro sistema político ha evolucionado de una manera peculiar. Del presidencialismo que concentraba el poder y funcionaba en torno a una serie de negociaciones tras bambalinas, pasamos a un sistema que sigue concentrando el poder, pero en un número mayor de instancias.

Antes, el Presidente servía igual de promotor que de contrapeso frente a los excesos de terceros (como gobernadores y líderes empresariales y sindicales). Hoy el poder se dispersó hacia nuevos centros concentradores del poder, sobre todo los gobernadores, líderes partidistas y legislativos y los llamados "poderes fácticos".

La descentralización del poder ha permitido un mayor juego político y ha facilitado el fortalecimiento de la ciudadanía, al menos en el ámbito de la libertad de expresión. Al mismo tiempo, el poder sigue sumamente concentrado y ya no existen instancias de contrapeso que funcionen de manera efectiva ni responsabilidad asociada con quienes ejercen el poder y el gasto. El resultado es que el País ha dejado de ser gobernable. La transición política acabó en un sistema de gobierno disfuncional que privilegia el abuso y premia la impunidad.

El sistema político actual descentralizó el poder que antes ostentaba la presidencia, pero no lo federalizó: sigue siendo un sistema semiautoritario en sus formas de decidir y articular el poder.

Esto es obvio en la ausencia de incentivos para que la ciudadanía se convierta en un eje articulador de la política, en la forma predemocrática en la que se ejerce el poder y en los vehículos que la población emplea para avanzar sus intereses: por ejemplo, manifestaciones y bloqueos de carreteras en lugar de acudir al poder judicial o presionar a su legislador respectivo.

El punto es que, aunque ha habido cambios importantes en la estructura del poder, el sistema político sigue operando en buena medida bajo muchos de los parámetros del viejo régimen presidencialista. Los ciudadanos siguen ausentes.

Los cambios de...

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