Luis Rubio / Todo y nada

AutorLuis Rubio

Todo cambió pero todo sigue igual. Ése es el resumen de mes y medio de gobierno. En menos de una semana, el nuevo Gobierno se instaló y cambió la dinámica política del País: los profesionales habían regresado, y con ellos la formalidad en la política. Las formas son sin duda parte esencial de la vida de un país, pero, sin sustancia, las formas no alcanzan. Quizá el mayor riesgo para el nuevo Gobierno -y el País- es que perciba que su éxito inicial le lleve a concluir que ya no es necesario hacer nada, que el problema eran los incompetentes de antes y no la realidad.

En unas cuantas semanas ha pasado algo inusual: regresó la sensación de que hay gobierno. Se avanza en la restauración de la rectoría estatal y se hace evidente la eficacia. Al nuevo equipo no le tomó más que unos cuantos minutos para desplazar al anterior, eliminar del mapa -o de los medios- temas que le estorbaban (como la criminalidad) y hacerse sentir como presencia inmanente y omnipresente.

Aun con las dificultades que ha encontrado en el Legislativo, las viejas prácticas están de vuelta: el dinero transita como si se tratara de agua. No hay voto suficientemente caro: todo y todos son comprables. Cuando el dinero no surta efecto vendrán otros instrumentos, menos encomiables. Los medios de comunicación están encontrando que la era de "libertinaje" está llegando a su fin. Ahora hay autoridad que está dispuesta a emplear sus medios y recursos para premiar y castigar. Como antes. Igual, hay indicios de que retorna otro de los viejos vicios: la autocensura.

La existencia de autoridad es un enorme activo si se emplea para llevar a cabo cambios relevantes. El PRI de antaño construyó un país moderno pero luego se anquilosó, perdió la brújula y por poco destruye al País. Mientras eso ocurría, las formas seguían siendo impecables: igual que el proverbial cuento de quienes discutían el menú en el Titanic mientras éste se hundía. El Gobierno ha restablecido un sentido de autoridad y tiene las capacidades y habilidades para convertir ese enorme activo en fuente de transformación. Si opta por diluir su propuesta de reforma y vivir de los activos que construyeron las administraciones previas, comenzará a ver los límites del control sin sustancia. O acabará dándose de frente contra un muro. Para entonces ya será tarde para comenzar. El tiempo es ahorita.

Los asuntos centrales son evidentes: seguridad pública, crecimiento económico y estabilidad política. Ninguno de ellos es nuevo y los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR