Luis Rabinal González/ Orden, en el desorden

AutorLuis Rabinal González

Así puede catalogarse la política adoptada por Guadalajara y Zapopan en materia de licencias para giros comerciales y construcción: orden, en el desorden.

Y es que, con la pretensión de revertir décadas de crecimiento urbano desordenado, han asumido un rigor excesivo, hasta absurdo, en cuanto a los requerimientos que exigen a los particulares para abrir un negocio nuevo o construir una vivienda, para, según eso, crecer en forma ordenada de hoy en delante. Hasta cierto punto, implementar políticas y reglas que brinden orden a la ciudad es, desde luego, lo correcto. El problema estriba en que ese rigor excesivo no toma en cuenta la realidad de las colonias y las propias deficiencias del aparato gubernamental, como tampoco hay conciencia sobre la obsolescencia de los reglamentos que hoy, tal como están, se nos quieren imponer. A esto se agrega el desconocimiento de la ley en materias tales como condominio, propiedad, arrendamiento, derechos de vecindad, entre otros, donde los funcionarios municipales suplen su ignorancia mediante la imposición de más requisitos.

Esto es entendible, pues los Ayuntamientos emanados del PAN llegan con el entusiasmo propio del novel administrador de la ciudad, y muy conscientes ðcomo lo estamos todosð del desorden que priva en la ciudad, con buena intención han implementado la reglamentación. Los tiempos en que una licencia se concedía por y gracias a la intercesión del amigo, del compadre, del sindicato y del partido, en perjuicio del interés colectivo, quedan atrás para dar paso a procesos esencialmente institucionales que retoman esa prioridad, la del interés de la comunidad.

Sin embargo, es en la puesta en marcha de esa buena intención donde los Ayuntamientos, lejos de eficientar los procesos, los han convertido en un verdadero vía crucis que hoy por hoy se han convertido en desesperantes muros de contención para la actividad económica de la ciudad y de Jalisco. Proyectos de inversión, divisiones de propiedad, litigios, desarrollos inmobiliarios y nuevos negocios se ven detenidos en el área de licencias de los Gobiernos municipales. Nadie puede escatimarles, como lo he dicho, esa buena premisa de la que parten, pero sinceramente no han sabido darle eficiencia y un carácter de justicia a los programas de la materia. Nunca antes los particulares contrataban a abogados ex profeso para resolver problemas con los Ayuntamientos en materia de licencias, no se necesitaban.

Los Ayuntamientos tratan al particular como...

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