Luis Rabinal González/ Lupita Morfín, la diferencia

AutorLuis Rabinal González

Quiero, por este medio, porque de ninguna otra manera contestan, preguntarles a los Diputados locales del PAN, ¿cuáles son la razones por las que no desean ratificar a Guadalupe Morfín Otero como titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos? ¿Habrá alguno que tenga el temple necesario para exponer públicamente esas razones? Con uno bastaría para volver a darle crédito a la fracción legislativa del PAN, que mucho ha perdido en esta ronda.

No, no es una afrenta este requerimiento, es la exigencia de los electores el conocer cuáles son las inconveniencias que encuentran para inhibir la continuidad en su cargo de un servidor público ejemplar. Es preciso que nos informen sus argumentos, tenemos derecho a conocer las bases sobre las cuales se toman las decisiones que nos afectan. La oposición que evidencian a la ratificación de Morfín entra en grave contradicción con la voluntad expresa de numerosos grupos sociales y líderes de opinión que buscan esta ratificación, y por ello es que resulta ineludible que precisen sus razones.

Si tienen conocimiento de hechos que motiven el cambio de titular en la CEDHJ, infórmenlo a sus votantes. Permitan que esta sociedad les retroalimente, no somos del todo indiferentes ni incultos, sabemos lo que significa en términos legales y sociales la figura del defensor de los derechos humanos.

Habrá que decirlo. La CEDHJ fue hasta antes de Guadalupe Morfín, un espacio político por nadie codiciado, un organismo minimizado por la actitud complaciente -hacia quienes debía sancionar- de quienes lo presidieron, una entidad incapaz de generar cambios en la percepción que la comunidad tenía de lo que es autoridad y lo que es legalidad, incapaz de reeducar a las autoridades en el ejercicio del poder. Por alguna razón impronunciable para los Diputados, la comisión ha adquirido un valor político inusitado y esa razón es: el trabajo de Guadalupe Morfín. Es una lamentable ironía que sea la alta calificación obtenida en su desempeño lo que haya venido a constituirse en su obstáculo, ironía posible sólo en un Gobierno desatento a la ejemplaridad en el servicio público.

Pero el obstáculo, más que para Morfín, lo es para esta sociedad. Observar la reticencia de un grupo de Diputados a la permanencia de un servidor que ha logrado potencializar las funciones de una parte del aparato estatal, y peor aun, verlos prosperar en esa intención, se convierte en una cruel derrota para aquellos mexicanos a los que construir un Gobierno...

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