Luis Rabinal González/ Cuba: 10 millones de consumidores

AutorLuis Rabinal González

Cómo Invertir en Cuba

Para algunos empresarios mexicanos, hacer negocios en Cuba supone desafiar gravemente a los estadounidenses. Para otros, la isla del Caribe simplemente no existe.

Sin embargo, las cifras que reporta su economía hacen de Cuba un mercado de gran potencial que, para muchas compañías extranjeras, incluidas varias mexicanas, significa una aventura empresarial que empieza a dar sus primeros frutos.

¿Cuáles son los riesgos y las oportunidades que depara este mercado de 10 millones de consumidores?

La economía cubana de hoy se define por el embargo económico estadounidense y por la gran dependencia que tuvo con el antiguo bloque de países socialistas.

En 1989 dos circunstancias convergerían para constituirse como el catalizador de un proceso de reestructuración económica. La economía cubana sufría un grave estancamiento y la debacle de las economías socialistas ocasionó el colapso de su intercambio con Cuba, el cual descendió de un total de 80 por ciento en 1989 a 12 por ciento para 1994.

El financiamiento blando fue interrumpido, lo que aunado a la disminución de las exportaciones (74 por ciento entre 1989 y 1994) produjo una grave merma del ingreso de divisas.

El proceso de reestructuración abarcó todos los sectores de la economía, promulgándose para 1995 la actual Ley para la Inversión Extranjera.

Dicha ley es considerada la vanguardia en Latinoamérica en regulación de inversión foránea, pues da al inversionista extranjero reglas claras y precisas, certidumbre y conocimiento de las limitaciones que impone el Gobierno cubano, y describe las facilidades comerciales y fiscales de que se disponen.

Esta legislación debe interpretarse como definición de toda una política que tiene como objetivos captar recursos financieros, acceder a nuevas tecnologías y generar nuevos mercados.

A cambio ofrece seguridad jurídica y económica, irrestricta repatriación de dividendos y tratamiento fiscal benévolo a quienes los reinviertan.

En Cuba puede invertirse en todo, menos en educación, servicios de salud e industria militar. La mano de obra es provista, en todos los casos, por entidades empleadoras dependientes del Gobierno.

Se restringe la libre contratación para evitar que los cubanos que trabajan en las empresas extranjeras perciban sueldos mayores a los de sus conacionales.

En cambio, se asegura una mano de obra de calidad superior, dado el alto índice educativo (en Cuba hay un maestro por cada 42 habitantes, 58 instituciones de educación...

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