Luis Manuel Garza / ¡Campeones!
| Autor | Luis Manuel Garza |
Es importante competir, pero lo realmente valioso es ganar.
La vida siempre nos da la oportunidad de participar en numerosas contiendas, muchas de ellas contra los demás y otras frente a nosotros mismos. Son estas últimas en las que lo único trascendental es ganar.
En las disputas deportivas, cualquiera que sea la disciplina, resultaría injusto calificar de perdedores a quienes no obtienen el primer lugar, pues tiene su mérito estar en el campo de batalla.
Pero de cualquier forma, habrá que encontrarles otro adjetivo, porque sólo uno será el ganador, como lo es hoy por hoy el equipo de los Rayados del Monterrey.
Quienes me conocen saben que no soy aficionado al futbol, pero sí a la fiesta, al esparcimiento intenso y en ocasiones a la adrenalina.
Por eso, en el ámbito futbolero, disfruto vivamente las finales del futbol mexicano, los partidos de México, especialmente en los mundiales, muchos de los juegos de los equipos locales y sin duda el Clásico regiomontano.
Hasta la fecha no he detectado cuáles son los motivos por los cuales tengo que decidir si soy aficionado a los Rayados o a los Tigres, pues para mí los dos son equipos de casa.
Nada nos une, ni tampoco tengo con ellos motivo alguno de animadversión. No poseo elementos objetivos para definir un favorito, ni por elección ni por eliminación.
Por ello, en el Clásico regio requiero apostarle unos cuantos pesos en contra del equipo preferido de la persona más cercana que acepte el reto.
Es mi manera de tener un favorito y de hacer el evento un poco más emocionante.
Leyendo a Juan Villoro, he aprendido a valorar cada vez más la fiesta del futbol.
Justamente, en su editorial publicado en estas páginas el viernes pasado, realizó una apología tanto del juego en sí como de la difícil tarea de los árbitros.
"Cada vez que un árbitro se equivoca, los fanáticos se acuerdan de la señora de cabellos grises que tuvo la mala fortuna de parirlo", escribió al inicio de su texto.
Villoro es un escritor mexicano de primer nivel, a quien le resulta imposible ocultar su pasión por el futbol.
"Con Villoro queda confirmado que se puede ser intelectual y futbolero al mismo tiempo, que se puede hacer literatura a partir del futbol"...
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