José Luis Lezama / Geopolítica del Ártico

AutorJosé Luis Lezama

El gobierno ruso no quiere dejar dudas de su capacidad de respuesta para someter a quienes retan su autoridad y amenazan sus intereses, sobre todo si sus opositores no poseen la fuerza política, militar o económica de sus contrapartes del mundo industrial desarrollado, cuya democracia civilizada aspira imitar para trascender algún día la actual condición de capitalismo salvaje de su economía.

En el 2002 no dudó en sacrificar a cerca de 130 de los 850 rehenes del teatro Duvrovka de Moscú, tomado por un comando terrorista que reclamaba el retiro de las tropas rusas de Chechenia. En el 2004 y en el 2006 dejó sin combustibles a Ucrania en pleno invierno, como medida de presión en la disputa por los altos precios del gas que le vende a ese país y por la utilización de sus gasoductos, necesarios para surtir de gas a Europa.

En septiembre pasado el gobierno ruso tomó por asalto al Arctic Sunrise, embarcación emblemática de la protesta pacífica de Greenpeace contra la explotación petrolera llevada a cabo por Rusia y otras naciones en los frágiles ecosistemas del Ártico. Los cargos por los que mantiene prisioneros a los llamados 30 del Ártico son desproporcionados y testimonian el estilo ruso de solución de conflictos: piratería primero y ahora hooliganismo, ambos con penas de más de siete años de prisión.

Para Rusia los recursos del Ártico son cruciales en sus aspiraciones económicas y políticas. Sin el petróleo allí resguardado su producción descenderá dramáticamente. Actualmente Rusia produce 10 millones de barriles de petróleo por día; la producción mundial es de alrededor de 89 millones. Sin el Ártico, Rusia descenderá a un millón de barriles por día en el 2020.

Su prominencia en materia de gas en el mundo y su política petrolera en general enfrentan una seria amenaza que proviene de los drásticos cambios que están ocurriendo en la geopolítica energética mundial. Rusia apostó por grandes proyectos sobre la base de una interpretación equivocada de la evolución del mercado y la tecnología. Por ejemplo, la explotación de los yacimientos de gas más grandes del mundo, el llamado campo Shtokman, en el que la compañía estatal Gazprom invirtió 20 mil millones de dólares, asociándose con petroleras occidentales para beneficiarse de la tecnología extranjera que no posee, fue pensada para satisfacer la creciente demanda de gas en Estados Unidos.

La entrada en escena de gas estadounidense por la llamada revolución del shale gas, que inundó de gas física o...

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