Luis F. Aguilar / Para detener la caída

AutorLuis F. Aguilar

No deja de sorprender que en un país asolado por las bandas criminales con su ración de asesinatos cotidianos la vida política, económica, académica, artística siga su curso y no desaparezca el entretenimiento ni las ganas de vivir. Las personas siguen con sus ocupaciones, obligaciones, esfuerzos, planes, aspiraciones, a pesar de que el país parezca hundirse día tras día. No obstante que el sistema de seguridad esté rebasado en varias regiones del país y el sistema de justicia sea prisionero de su pesadez y corrupción, observamos que en 12 estados se realizan procesos electorales en los que sigue viva la esperanza de encontrar un político decente y un gobernante competente, que las actividades económicas se rehacen, aceleran el paso y están creciendo en un 4.3%, que la gente busca escapar a su frustrante cotidianidad y se prepara a disfrutar el mundial de futbol, que los investigadores, estudiantes, padres de familia, profesionales, empleados, emprendedores siguen activos, impulsan sus proyectos, no renuncian, cumplen con sus obligaciones y encaran sus problemas, a pesar de la atmósfera agobiante de la incertidumbre, que la patología del crimen provoca.

Hay explicaciones para esta situación sorprendente. Una primera señala que somos miembros de una sociedad esquizofrénica, fracturada, en la que existen millones de ciudadanos mexicanos decentes, laboriosos y responsables que coinciden socialmente pero no se corresponden con ciudadanos infractores, pícaros y violentos. La segunda, fina y complicada, es que somos miembros de una sociedad que se ha vuelto diferenciada, segmentada, en donde cada sistema de acción social (el económico, el científico-tecnológico, el familiar, el político...) es autorreferido, va tras sus propios objetivos y actúa para él mismo, de modo que los demás sistemas sociales son simplemente su entorno con los que se interrelaciona para conseguir los recursos que necesita para lograr sus objetivos. En este enfoque, la economía o el ejercicio profesional o el saber científico o el entretenimiento son sistemas sociales de vida que pueden seguir activos, a menos que los demás sistemas se vuelvan disfuncionales y ya no aporten nada o muy poco o muy costoso. A este punto se hacen las maletas y se apaga la luz. ¡Atención, sistema político, con tus aportes a los demás sistemas sociales!

La tercera hipótesis enuncia que la situación crítica actual no es de estructura social sino se debe a un cambio político que llevó al mando del...

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