Luis F. Aguilar / Alianzas

AutorLuis F. Aguilar

De pronto determinados temas y propuestas, como ráfagas, cruzan la sociedad civil y política del país, fijan la atención del público, encuadran el debate público y buscan influir en las decisiones institucionales y de políticas. Son posiciones valorativas y conceptuales que replantean problemas de interés público, perfilan una opción de respuesta diferente a la que se ha practicado por años sin arrojar resultados suficientes y, sobre todo, se presentan como soluciones globales que creen que, al resolver el problema público directo que preocupa y daña, abren el camino para resolver otros numerosos problemas anexos. En estas semanas han brotado temas de gran interés, como los 20 años del IFE y la elección de los nuevos consejeros electorales, la inmunidad legislativa de los legisladores en problemas con la justicia, el México de clases medias, hasta el sentido del Bicentenario, pero los temas y propuestas que atraviesan el país y han capturado la atención del público son hoy dos: la legalización de las drogas y las alianzas políticas.

Abordaré ligeramente el tema de las alianzas cuyo supuesto y propósito último es dar forma a gobiernos potentes y competentes. El gobierno democrático no vive su mejor momento. En todo el mundo hay dudas sobre sus capacidades y alcances directivos. Es común retomar el viejo dicho de que la democracia es más un gobierno de palabras que de hechos, contradiciendo el principio liberal que consideró que la democracia como gobierno mediante diálogo y debate, racionalmente sustentado, perfilaba decisiones de gobierno correctas y efectivas. En cualquier caso, es cada vez más claro en la teoría política y en la apreciación ciudadana que para confiar en el gobierno democrático y concederle capacidad de gobierno, no basta su legitimidad de entrada o por insumos (legalidad de la elección y de la actuación de la autoridad pública, división de poderes, transparencia...), sino se requiere además su legitimidad de salida o por productos y resultados. Se requiere un gobierno útil para la vida en sociedad, además de uno institucionalmente legítimo e impecable.

Es correcto afirmar que la democracia con rendimiento social requiere disponer de mayorías políticas de decisión y apoyo. Alrededor de la cuestión de cómo crear y asegurar la mayoría democrática han girado reflexiones teóricas, reformas institucionales y prácticas políticas. Para algunos la mayoría democrática se construye mediante la vinculación directa del dirigente con...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR