Luis Cernuda: Los exilios en la biografía de un poeta

AutorJosé Javier Villarreal

Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963) incluyó en su libro "Como Quien Espera el Alba" (1941-1944) el poema titulado "Góngora", donde se presenta de cuerpo entero. Asistimos a un homenaje donde la pasión revela más que una poética, presentifica una consecuencia de vida. Consecuencia que lo lleva a reconocer en él un grado extremo de humildad y de orgullo; es decir, esa compleja medida que todo verdadero artista posee.

Ya antes, en un ensayo de 1937 -dedicado a Góngora, precisamente- Cernuda puntualizaba su idea de tradición como una memoria, suerte de grave experiencia a disposición del joven poeta. Asimismo ponderaba la radical fidelidad, nunca concesiva, del artista hacia su lengua y su obra. Y por último, reconocía a don Luis como el más grande artista de la lengua española.

La tradición como un rico venero. El severo compromiso hacia su lengua y su nexo con las obras que conforman dicha tradición. Vínculo que lo obliga a tomar una posición con respecto a su compromiso como poeta, como creador. Pero también a tomar conciencia de su tiempo y, obviamente, de su estar en el mundo.

Luis Cernuda a lo largo de su obra no sólo construyó un universo poético de extrema y densa belleza donde el impulso creador, la poiesis se revuelve en hervorosa combustión, sino que también edificó, desde una perspectiva de extrañeza, un espacio donde habitar. Y es desde este espacio de donde se levanta esa personalidad creadora y, por lo mismo, transgresora que se distingue, en su radicalidad, con respecto al entorno poético que lo rodea.

Cernuda desde muy temprano se vio víctima de una lucidez, con respecto a una vocación, que se transformó en forma de vida, en eje rector de un movimiento que se apartó del canon, de la regla y, por lo tanto, del aplauso que surge del poder, de la influencia o la anécdota, mas no de la obra. Al exigir el reconocimiento de una realidad que se revelaba en sus versos se alejó del facilismo de la moda, de lo aceptado y avalado por el buen gusto de la época.

Cernuda, no por voluntad, sino por destino que, en su caso, fue carácter, estaba condenado al exilio. No en vano le cantaba a uno de los poetas más conflictivos y dadores de la lengua española. Pero antes de este homenaje había llegado, por medio del conocimiento que otorga el logos poético, a la deslumbrante certeza de saber y reconocer que "el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe." Y con esta verdad -su verdad- se había lanzado a la edificación de una obra que no sólo innovaba, sino que descubría, gracias a una memoria de lo corporal, zonas de la realidad donde el lenguaje se deleitaba en una temperatura muy alta del...

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